La retirada de ídolos como Kerman Lejarraga y Andoni Gago ha dejado un vacío difícil de llenar en Bilbao. Aquellas noches mágicas de boxeo parecían cosa del pasado, pero este sábado cerca de 1.800 personas llenaron el frontón Bizkaia de Miribilla para volver a disfrutar del noble arte. Con el incentivo de volver a ver a Jon Fernández El rey de la tarima tras cuatro años sin subirse al ring en casa, el púgil de Etxebarri protagonizó un regreso triunfal al lograr una victoria muy trabajada por decisión unánime tras diez asaltos (98-91, 98-92 y 99-80) frente al excampeón mundial Jezzrel Corrales. En este sentido, primero Jonfer tuvo que hacer frente a sus demonios y a esa presión añadida por el hecho de pelear en casa y querer ofrecer un buen espectáculo. Con su familia en primera fila, buscaba un triunfo que le catapultase a cotas mayores y, tras su victoria, prometió volver para verano. Todo ello en una velada con muchos alicientes como, por ejemplo, el de ver en acción a Jokin Hunter García, llamado a protagonizar grandes veladas en la capital vizcaina. 

Por su parte, Jonfer tuvo que ponerse el traje de faena para superar a un púgil zurdo que demostró estar curtido en batallas de alto nivel y que tiró de oficio (salir tarde en cada asalto, golpes prohibidos, bloqueos, etc.) para tratar de desactivar al de Etxebarri desde el principio. El púgil panameño subió al ring cubierto con un pasamontañas haciendo honor a su apodo, El Invisible. Escurridizo en los primeros asaltos, Jonfer llevó la iniciativa desde el centro del ring ante un rival en constante movimiento. Corrales le propuso una batalla de desgaste y El rey de la tarima aceptó poniéndose el mono de trabajo. 

En el primer asalto, Corrales hizo gala de su movilidad para evitar ser un blanco fácil ante los siempre precisos jabs de Jonfer. Pero además de pivotar con destreza sobre el ring, el panameño sacó a relucir su poderosa mano izquierda en un par de ocasiones, conectando en el cuerpo y en el rostro del púgil vizcaino. Jonfer respondió con su jab, amagando y terminando con su derecha. En el segundo y tercer asalto, Jonfer fue tomando la medida a su rival, que alargaba siempre su retorno al ring antes del inicio de cada asalto como anestesia para desesperación de la parroquia bilbaína. Nada más comenzar el cuarto asalto llegó uno de los momentos clave. Una derecha de Jonfer mandó a la lona a Corrales e hizo presagiar un final anticipado. Nada más lejos de la realidad. El panameño no se ciñó en su día en Japón el cinturón mundial casualidad y se rehizo obligando a Jonfer a seguir trabajando para seguir sumando puntos. Mientras tanto, Corrales aguardaba con su mano izquierda amartillada en busca de un golpe definitivo. Jonfer era consciente del peligro, pero en el sexto asalto ninguno de los dos esquivó la guerra y se dispararon metralla. A partir de entonces, Jonfer empezó a ver que era mejor sacar la calculadora, consciente de que iba por delante en las cartulinas. Un feo gesto del panameño sobre Jonfer en el octavo asalto, al que golpeó con el combate detenido por el árbitro, encendió los ánimos del público. En el noveno y el décimo, Corrales salió a por todas viendo que se le escapaba. Desde el centro del cuadrilátero buscó a un Jonfer que entendió la situación y lo gestionó con cabeza fría. Sabía que el trabajo ya estaba hecho. Alzó el puño y cerró las vías de entrada a su rival. El rey de la tarima también tiene oficio y está de vuelta en su ciudad. 

En el combate coestelar de la velada, Jokin García no dejó de acechar como un cazador a su presa a su rival, el argentino Ezequiel Gregores, hasta darle caza en el tercer asalto con un derechazo inapelable. “Este tío tiene piedras en las manos” reconoció después asombrado El Bravito. Jokin ahora quiere el campeonato de España tutelado desde la esquina por El Revólver de Morga, que se llevó una de las ovaciones de la noche. En el resto de combates, vencieron Diego Krasimirov, Bruno Macho, Fran Mendoza y el pleito entre Jessica Brunet y Florencia Villareal fue declarado nulo.