NOVAK Djokovic mira a su alrededor en busca de alguien que pueda hacerle sombra en Wimbledon, donde puede conquistar su 24º Grand Slam. Lejos quedaron los tiempos en que la hierba londinense era terreno acotado para los grandes especialistas del saque y la volea. Ahora el tenis se ha uniformizado y, sobre todo a partir de la segunda semana, en Londres se juega de tú a tú, con la bola cerca de los pies, pero en intercambios largos. Desde que se impuso en Roland Garros el serbio no ha competido y ha perdido el número 1 del mundo, que ha vuelto a manos de Carlos Alcaraz. Sin embargo, todo eso le preocupará muy poco ya que su verdadero objetivo es seguir sumando grandes.

Hace unos días, jugó la tradicional exhibición de Hurlingham ante Frances Tiafoe y ganó. No le hace falta a Djokovic mucha más preparación para un torneo que ya ha hecho suyo también y en el que hoy partirá como indiscutible favorito para anotarse su quinto triunfo consecutivo y octavo en su carrera, con lo que superaría a Pete Sampras e igualaría a Roger Federer. Un dato previo resulta demoledor: el tenista de Belgrado suma 86 victorias en Wimbledon, más que todo el resto del Top 10 de la ATP juntos. Y sus cuatro rivales en las últimas finales están retirados (Anderson y Federer), fuera de forma (Berrettini) o de baja (Kyrgios).

El torneo recupera la normalidad con el regreso de los tenistas rusos y bielorrusos tras el veto del año pasado que alteró los rankings, aunque para encontrar alguien que pueda hacer frente al serbio hay que mirar a Alcaraz, aunque solo sea porque acaba de ganar en Queen’s. El murciano lleva apenas una docena de partidos sobre hierba en su carrera y puede convertirse en el séptimo jugar en enlazar los dos torneos londinenses sobre este superficie. Sin embargo, en Wimbledon se juega a cinco sets y hace falta una adaptación al terreno que Alcaraz aún no tiene. Solo se podría encontrar a Djokovic en la final, pero el precedente de Roland Garros, donde el joven de El Palmar sucumbió a la presión de tener delante a una leyenda, puede obrar en su contra. O ejercer de acicate, aunque en la batalla mental el jugador con más Grand Slams lleva ventaja sobre todos sus posibles rivales.

Además, seguro que Djokovic utilizará como motivación el menosprecio que puede sentir al verse relegado en los carteles anunciadores del torneo en beneficio de Alcaraz. No solo Wimbledon, también muchos patrocinadores y aficionados están deseando que se produzca al fin el cambio de ciclo en el circuito masculino, pero de momento el serbio marca los tiempos y no parece dispuesto a soltar la batuta. De los Medvedev, Tsitsipas, Zverev, Ruud y compañía es difícil esperar nada, salvo sorpresa, porque parecen instalados en una tierra de nadie de la que solo salen para dejar algún fogonazo esporádico de su calidad.

El cuadro femenino

Entre las mujeres, la favorita debería ser la última campeona en Wimbledon, Elena Rybakina, pero la kazaja atraviesa problemas físicos desde Roland Garros y es una incógnita. La finalista de 2022, Ons Jabeur, tampoco está en su mejor momento, por eso puede ser el torneo de Iga Swiatek, que nunca ha estado cómoda en la hierba, pero va mejorando. Coco Gauff o Aryna Sabalenka aparecen como alternativas en un torneo siempre abierto en el que solo competirán dos campeonas: Rybakina y Petra Kvitova, que venció en 2011 y 2014. La tenista checa acaba de ganar en Berlín y tampoco hay que descartarla para el triunfo final.