Hace un año Alexander Zverev libraba una durísima batalla en semifinales de Roland Garros ante Rafa Nadal cuando sufrió un fortísimo esguince de tobillo que le obligó a abandonar la pista y le impidió jugar en lo que quedaba de curso. Ahora el tenis le ha dado una nueva oportunidad en un torneo al que llegó como vigésimosegundo cabeza de serie ya que sus resultados no terminaban de repuntar tras su complicada lesión, que le ha hecho caer hasta el puesto 27 del ranking mundial. Su parte del cuadro quedó despejada tras la prematura eliminación de Daniil Medvedev y Zverev se ha colocado a las puertas de la final tras eliminar a Tomás Etcheverry, el argentino de 23 años que ha protagonizado un recorrido sorprendente en París.

El tenista de Hamburgo se impuso por 6-4, 3-6, 6-3 y 6-4 en un duelo muy disputado, con muchas alternativas y de más de tres horas en el que la clave estuvo en el tercer set. El jugador platense había igualado el partido con un gran juego y dominaba por 2-0 ante un rival que no terminaba de encontrar su mejor versión al servicio. Pero la derecha del alemán sí brillaba y logró cuatro juegos seguidos para recuperar la iniciativa. Etcheverry empezó a acusar el cansancio y Zverev le metió presión en la red. El argentino no dejó de intentarlo, pero no tuvo éxito y terminó un camino brillante teniendo en cuenta que hace apenas dos años estaba jugando el circuito Challenger y sufrió una deportación en Alemania tras agotar su visado de estancia en Europa. “Estas dos semanas me han cambiado la vida”, reconoce Etcheverry, que saldrá de París entre los 35 mejores del mundo.

Zverev, por su parte, ha tenido que manejar en este Roland Garros una situación absurda ya que los responsables del torneo le han impedido administrarse en pista las dosis de insulina necesarias para controlar su diabetes con la excusa de que “se ve raro”. Ha tenido alguna discusión por esto ya que “si no me inyecto pongo mi vida en peligro”, pero ya ha conseguido que se entienda su problema y la manera de tratarlo y tendrá libertad para hacerlo en la pista.

Esa distracción no le ha impedido llegar a semifinales por sexta vez en un Grand Slam y por tercera consecutiva en Roland Garros. “Ha sido el año más difícil de mi vida, seguro. Amo el tenis y competir y eso desapareció hace exactamente un año. Así es que estoy muy feliz de estar de nuevo en escena, de poder jugar y luchar por la final y el título aquí. El torneo no ha terminado todavía”, confesó tras su trabajada victoria. “Estoy libre de dolor después de mucho tiempo y ya no pienso en la lesión. Puedo hacer las cosas que quiero con confianza”, añadió el alemán, que al cierre de esta edición aún esperaba al ganador del duelo entre Casper Ruud y Holger Rune.

Swiatek no afloja

En el torneo femenino, Iga Swiatek prosigue con éxito su defensa del título y ya está en semifinales después de vencer a Cori Gauff, su rival en la final del año pasado, en otra actuación muy sólida de la número 1 de mundo: 6-4 y 6-2. Su siguiente rival será hoy Beatriz Haddad-Maia, que nunca había pasado de la segunda ronda en un grande y ya es la primera tenista brasileña que alcanza las semifinales de Roland Garros en la Era Open tras eliminar a Ons Jabeur, que se vino abajo físicamente tras ceder el segundo set: 3-6, 7-6 y 6-1. “Intentaré disfrutar, jugar cada punto y dejarme todo en la cancha. No tengo nada que perder, quiero dar lo mejor de mí”, dijo Haddad-Maia antes del partido mas importante de su complicada carrera, que le llega con 27 años.

Aryna Sabalenka, segunda cabeza de serie, y Karolina Muchova se enfrentarán por la otra plaza en la final.