Dice Eduardo Celles que le corresponde un botón de esa preciosa chaqueta verde que Jon Rahm se enfundó el pasado domingo al ganar el Masters de Augusta. Y razón no le falta. El fundador y director de la Escuela de Golf Celles, la cantera de Bizkaia, fue el entrenador del barrikarra desde los 13 años hasta que se marchó a probar suerte al otro lado del charco cinco primaveras después. Celles ayudó a cincelar la figura del actual número 1 del mundo. Ayudó a pulir al diamante que acaba de hacer historia al convertirse en el primer europeo que consigue llevarse el Masters y el Abierto de Estados Unidos. Así que este entrenador tiene todo el derecho de presumir de alumno y victoria: “Mi granito de arena he aportado”.
Celles confiesa que vivió “con emoción” el torneo y especialmente el hoyo 18, ese que Rahm comenzó con una pequeña confusión al no aparecer la bola tras el golpe de salida y verse obligado a jugar una provisional. “De todas maneras, llegaba con una ventaja importante. No cabe duda de que mentalmente fue superior a sus rivales y en cuanto a juego los últimos nueve hoyos fueron una lección magistral de golf en los que demostró por qué es el número 1 del mundo”, explica. Con todo, el técnico vivió el Masters pegado a la tele, en una constante montaña rusa que le llevó a tener “una resaca emocional”. “El estrés me llevó a no poder dormir, hasta 4 no lo conseguí porque me venían muchos recuerdos de cuando empecé con Jon”.
El barrikarra cayó en sus manos porque su madre, a la que ya entrenaba, confió en él para que su hijo –de hándicap seis– diera el salto de calidad que necesitaba. No se equivocó. Aunque el actual campeón del Masters de Augusta por aquel entonces ya marcaba diferencias en el campo y fuera de él. “Recuerdo que tenía 14 años cuando íbamos en el coche a entrenar y me dijo: Eduardo, voy a ser campeón del mundo. No me dijo que le gustaría o que podría serlo. No. Me dijo que lo iba a ser. Y lo hizo con tal determinación que me dejó la piel de gallina”, explica Celles.
Con todo, el entrenador nunca imaginó que el vaticinio de su pupilo se haría realidad. “Que era un fenómeno estaba claro, pero tanto como para ser número 1 creo que realmente ni él lo veía”. A pesar de ello, el técnico le augura a Rahm un gran futuro: “Tiene 28 años, es muy joven y le queda un recorrido muy grande para el golf, así que creo que vamos a ver cosas muy bonitas de Jon si las lesiones le respetan”. De hecho, Celles ve al barrikarra con un hijo que el golf le dio y, por eso, como un orgulloso padre, dice estar convencido de que Rahm puede convertirse en leyenda de este deporte: “En cuanto ganó el Masters le puse un mensaje: Solo te quedan 16 grandes. Haciendo referencia a los 18 Majors que ganó Jack Nicklaus, el más grande de la historia. 18 de los más grandes: el PGA, el Open USA, el Open británico y el Masters. Llegar a esa cima sería lo más y creo que en estos momentos lo puede hacer”.
Y es que para Celles Rahm es un “competidor nato” que por el momento está demostrando “no tener límites” y que se está ganando a pulso y “de largo” ser el actual mejor jugador del mundo. “Está en un momento de confianza en el que compite contra él mismo y ya sabe que lo tiene muy difícil. No tiene fisuras y aunque haga un bogey, ya hemos visto su capacidad para recuperarse. Tenemos Jon para rato. De hecho, como ya he dicho, si le respetan las lesiones no le sacan de ahí ni con agua hirviendo”, concluye.
Euskadi y el golf
“Un deportista con la determinación, entrega y trabajo de Jon es una suerte para todos”, apunta Celles. Y es que el técnico reconoce que la figura de Rahm ha ayudado a que ahora “se vea golf en la tele, se hable de él en el barrio y que a la escuela venga ya un perfil más joven de gente”. Por eso, el entrenador no duda un segundo al decir que “lo que está haciendo Jon para el deporte en Euskadi es memorable” y hay que sacarle aún más partido porque “tener tan cerca al número 1 de un deporte que juegan millones de personas hay que aprovecharlo”.