Jon Rahm presentó sus credenciales en el Masters y cerró la primera jornada empatado en el liderato con el noruego Viktor Hovland y el estadounidense Brooks Koepka cuando al cierre de esta edición aún quedaban un tercio de los jugadores por completar sus vueltas. Un birdie en el hoyo 18, justo cuando empezaba a llover sobre el Augusta National, cerró una jornada espectacular del golfista de Barrika que alcanzó un vuelo que no se podía pronosticar en su inicio. El doble-bogey en el hoyo 1 después de hacer cuatro putts de forma inesperada quedó en una anécdota y su registro de 65 golpes, siete bajo par, es el mejor suyo en el Masters y el segundo en la historia del torneo para cualquier jugador que incluya en su vuelta un doble-bogey o peor. El otro fue Anthony Kim en 2009.
Ese tropiezo, por exceso de agresividad o mala lectura de la velocidad del green, podía meter a Rahm en una mala dinámica, pero su reacción fue brillante y dos hoyos después ya había devuelto su tarjeta al par y a partir de ahí su juego fluyó en un día en el que había que hacer acopio de buenos resultados porque para hoy y el fin de semana se anuncian jornadas en condiciones muy duras que pueden convertir Augusta en un enemigo terrible. Ayer se jugó bajo un sol limpio y en condiciones de mucha humedad y sus estadísticas al final de la jornada fueron reveladoras del nivel que alcanzó Rahm ayer: cogió las catorce calles que jugó, solo perdió un green en regulación por apenas unos centímetros y emboco desde fuera para birdie y ganó 9,4 golpes respecto a la media entre los hoyos 2 y 18. Los cuatro pares 5 del recorrido lo jugó en cinco bajo gracias a un eagle en el 8, tras dejar la bola a poco más de un metro, y tres birdies en el 2, el 13 y el 15.
Es difícil jugar mejor de lo que lo hizo el número 3 del mundo en su estreno en el Masters de 2023 y lo hizo, además, en un partido de gran nivel ya que Cameron Young acabó en cinco bajo par tras empezar con tres birdies consecutivos y Justin Thomas, en dos bajo par. El barrikoztarra, como un metrónomo, fue remontando posiciones poco a poco hasta acabar dando caza a Hovland, que al revés había empezado la jornada con un eagle en el 2. “Tampoco dramaticé mucho. Los putts habían rodado bien, había leído bien la caída. Simplemente había sido un problema de velocidad. Ver que Justin Thomas se había quedado un metro y medio corto me despistó. Me dije: ya la has cagado, así que ahora a pensar en recuperar. Quedan 17 hoyos”, comentó después Rahm , que también reconoció que “a veces cuando haces un fallo muy gordo te relajas y yo he estado traquilo”.
Los partidos que quedaban en el campo auguraban un pelotón de cabeza en el que ya se posicionaron muchos de los principales favoritos para este Masters en el que el morbo ha establecido dos clasificaciones paralelas: la de los 18 golfistas del LIV Golf, muchos de los cuales lucieron los logos de sus equipos del circuito saudí, y la de los demás. Koepka fue el mejor del bando ‘rebelde’ y se presenta como un serio aspirante a la chaqueta verde. El invitado sorprendente a la pelea de gallos fue Sam Bennett, último ganador del US Open amateur, que debuta en Augusta como aficionado y viajaba con cuatro bajo par.
Tiger Woods sufre
También había que fijarse en las leyendas que en el Masters reciben un tratamiento especial. Tiger Woods acabó con dos sobre par y dentro del corte tras una jornada en la que se le vio sufrir en el campo y con una cojera ostensible, pero su carácter competitivo le hizo ir de menos a más y dejar varios detalles brillantes. Txema Olazabal, jugando con el bombardero Cameron Champ, firmó cinco golpes sobre par lastrado por un arranque de +4 en los tres primeros hoyos. Bernhard Langer, a los 65 años hizo tres sobre par y peleará hoy por pasar de nuevo el corte.