En 2023, en la Comunidad Autónoma Vasca 141 personas perdieron la vida por suicidio, una cifra que triplica las muertes registradas por accidente de tráfico. A pesar de esta alarmante realidad, el suicidio sigue siendo un tema rodeado de silencio, estigmas y tabúes. Vanesa Vadillo, gerente de la asociación alavesa de familiares y personas con problemas de salud mental explica por qué es crucial visibilizar esta problemática y qué se puede hacer como sociedad para prevenirla.
Asafes ha organizado recientemente nuevas jornadas. ¿Cuál ha sido el objetivo principal de estas jornadas?
Según la OMS el suicidio es un problema mundial de salud pública por el que fallecen más de 720.000 personas. En España, en 2023 se registraron 4.116 muertes por suicidio, 11,2 suicidios al día. En Euskadi, en 2023 fallecieron 141 personas por suicidio: el triple de muertes que por accidente de tráfico. Y, a pesar de que el número baja respecto al registrado el año anterior, en nuestro territorio es la principal causa de muerte de la población joven. El suicidio no es sólo un problema de salud pública sino que debemos considerarlo como uno de los problemas sociales más importantes en la actualidad, que requiere de un abordaje integral y urgente. El suicidio es un fenómeno complejo y multicausal, en el que están implicados diferentes factores: sociales, personales y ambientales, por lo que su abordaje debe ser enfocado desde una perspectiva holística.
¿Se puede prevenir?
El suicidio se puede prevenir y para ello se necesitan medidas y políticas que faciliten la puesta en marcha de medidas efectivas que impliquen a diferentes agentes de los diferentes ámbitos, (social, sanitario, educativo, seguridad, medios de comunicación,…) e incluya también a la sociedad. Para aplicar medidas de prevención es importante identificar aspectos que pueden incidir directa o indirectamente en la conducta suicida. Conocer, por ejemplo, los factores de riesgo para poder paliarlos o prevenirlos, y fomentar aquellos factores que nos pueden proteger de la conducta suicida para poder promoverlos y favorecerlos. Con este motivo este año el VII Seminario sobre suicidio organizado por Asafes ha puesto el foco en la prevención en situaciones de vulnerabilidad con el fin de crear un espacio para reflexionar y compartir conocimientos que se puedan aplicar nuestra práctica profesional con el fin de prevenir el suicidio.
¿Cuáles son las estadísticas actuales sobre el suicidio en Araba?
Los últimos datos registrados por Euskalit de 2023 nos indican que en Euskadi fallecieron 141 personas por suicidio (más del triple que las muertes por accidentes de tráfico). 105 eran hombres y 36 mujeres. En Álava fallecieron 25 personas por esta causa (18 hombres, 7 mujeres). Tanto a nivel autonómico como en Álava se repiten el patrón: en números totales, el mayor número de muertes por suicidio se dan en hombres de entre 40 y 60 años.
¿Cómo puede el estigma asociado al suicidio dificultar la prevención y el tratamiento adecuado para quienes lo necesitan?
Los mitos y falsas creencias extendidas entre la sociedad y la falta de conocimientos hacen que hablar de suicidio se convierta en un tabú o que se aborde de una manera poco adecuada. Esto tiene como consecuencia que las personas con ideación suicida sientan una enorme culpabilidad y soledad, lo que a su vez aumenta el malestar y dificulta que pidan ayuda o compartan su sufrimiento con personas de su entorno. Ofrecer a las personas que pueden estar teniendo ideas de muerte un espacio en que poder hablar de ello sin juzgarles es fundamental para ayudarles.
¿Cuáles son los principales factores de riesgo que pueden aumentar la vulnerabilidad de una persona al suicidio?
El suicidio es un hecho complejo y multifactorial, es decir no obedece a una sola causa sino que intervienen diferentes factores. Los factores de riesgo aumentan la probabilidad de que aparezca la conducta suicidia y los de protectores la reducen. Esos factores de riesgo pueden ser personales: salud mental afectada, aspectos psicológicos como teber baja autoestima, rigidez mental, impulsividad,…; y otros como padecer dolor crónico o una discapacidad. Por otro lado existen los factores relacionados con el contexto en que vive o ha vivido la persona: rodearse de un ambiente de violencia, falta de apoyo o sentimiento de rechazo, situaciones traumáticas, ser víctima de violencia de género,… y otros factores como encontrarse en una situación socioeconómica difícil, precariedad laboral, bajo nivel educativo… Otros factores que pueden afectar negativamente son también haber sufrido una pérdida por suicidio o tener acceso a métodos letales.
¿Cómo se pueden identificar señales de advertencia en una persona cercana que podría estar atravesando una crisis emocional o mental seria?
Si detectamos algunos síntomas como cambios en el estado de ánimo y en la forma de comportarse, dificultad para concentrarse, quejas o problemas físicos y percepciones o pensamientos extraños, es posible que nos estén indicando que existe un problema de salud mental que debemos atender.
¿Existen pautas o consejos que pueden ayudar a las personas a detectar cuando sus seres queridos están atravesando una crisis sin necesariamente hacer que se sientan invadidos?
Si vemos que esa persona se muestra muy triste, o más irritable, o incluso llamativamente más calmada tras un periodo agitado; podemos fijarnos en si han cambiado los hábitos de sueño o alimentación, si consume tóxicos o detectamos otras conductas imprudentes o formas de hacerse daño.