FRANÇOIS Gabart (Saint Michel, 1983) es, sin duda, uno de los grandes atractivos del Sail In Festival. El certamen patrocinado por DEIA ha conseguido, tras varios años intentándolo, traer a Bilbao a uno de los regatistas mejor valorados en el mundo de la vela. Y, además, lo ha logrado justo dos meses después de que el navegante francés estableciera, subido a su trimarán Macif, un nuevo récord de la vuelta al mundo en solitario y sin escalas. Muchos pensaban que batir la marca ya existente era una fantasía inalcanzable, que incluso intentarlo era un delirio irrealizable. De hecho, el propio Gabart lo pensaba, hasta que el pasado diciembre cruzó la línea de meta entre el cabo inglés de Lizard y la isla francesa de Ouessant, tras invertir 42 días, 16 horas, cuarenta minutos y 35 segundos en un recorrido de 27.860 millas náuticas, unos 51.625 kilómetros. Es decir, consiguió mejorar en más de seis días el anterior tiempo establecido por su compatriota Thomas Coville. Casi nada. Así que ni el mismo Gabart se lo creía: “Antes de zarpar pensaba que el récord era prácticamente imposible de batir. Había trabajado con mi equipo en el trimarán, en las estadísticas, estudiamos los archivos del clima de los últimos diez años... Y nos dimos cuenta de que era imposible mejorarlo. Pero había ciertas rutas que podían hacernos ir más rápido y decidimos intentarlo porque si no lo intentas, no lo consigues. Aun así, he sido el primer sorprendido con este récord. He tenido estrella”, explicó nada más aterrizar en la capital vizcaina.
Gabart llega al Sain In Festival con las ojeras de quien se ha pasado 42 días solo en un barco, pero con una sonrisa de satisfacción en la cara. “Hace dos meses que he vuelto, pero sigo sintiéndome cansado porque en el trimarán no duermes bien. Lo ideal ahora sería dormir una semana sin parar y hay algunos animales que lo consiguen, pero de momento los humanos no somos capaces, así que todavía me faltan varias semanas para recuperarme del todo”, reconoce.
Aparte de los problemas físicos y musculares que conlleva vivir durante tanto tiempo en un espacio reducido, el navegante francés dice que lo más duro es la soledad de estar perdido en la mar, lejos de los tuyos: “Lo que más echas de menos es a tus seres queridos porque somos personas y, aunque no queramos, necesitamos socializar. Pero claro, cuando llegas, también te das cuenta de la alegría que te da una buena ducha o dormir en una cama que no se mueve. Cosas que, si no te vas, no echas de menos”.
Con todo, el hombre más rápido de la mar aún se encuentra asimilando lo que ha logrado. “No ha pasado todavía el tiempo suficiente para verlo porque ya estoy pensando en el siguiente objetivo”, pero atracó en Bilbao con la “satisfacción del trabajo bien hecho y de saber que navego en la buena dirección”. Y es que Gabart no deja de mirar al futuro, más concretamente a la Ruta del Ron en la que participará a finales de año, y por eso no descarta que su reciente récord se vuelva a batir algún día: “Hemos conseguido mejorar el tiempo que había con bastante margen y va a ser difícil de superar, pero se va a batir de largo porque los barcos están evolucionando una barbaridad. Están empezando a volar”, concluye el francés, que consiguió dar la vuelta al mundo con una velocidad media de 50,4 kilómetros por hora.
Películas de estreno Tras concluir con récord un proyecto que se puso en marcha en 2013, Gabart se encuentra en la capital vizcaina para estrenar dos películas, L’étoffe d’un champion (Madera de campeón) y L’historie d’un record (La historia de un récord), en las que narra no solo la crónica de la plusmarca, sino cómo se preparó para abordarla. Habla de su profesión y su pasión. De su vida. “Antes de la regata no sabía que se iba a hacer este documental porque se decidió después. De hecho, parte de las imágenes las he grabado yo. La idea era mostrar el entorno, el equipo que hay detrás de esto, cosas que normalmente no se ven cuando se habla de un récord. Se ve que es muy difícil prepararte para algo así porque intentas entrenar en condiciones parecidas a las del récord pero no las vas a encontrar hasta que ya estás yendo a por él. Por eso, estoy contento porque se inmortalice esto porque así, dentro de cincuenta años, cuando la memoria me falle, podré revivirlo. Es algo que me dejará huella”, explica Gabart. El navegante francés quiso estrenar estos documentales en exclusiva en el Sain In Festival porque “me había sido imposible venir hasta ahora, así que tenía muchas ganas de estar en Bilbao, siempre me han hablado muy bien de este festival, con muy buen ambiente y mejores películas”.