DIEGO Chávez vivirá muy lejos de Euskadi el sueño que le trajo a Euskadi. Su historia es como la de muchos otros chicos -Cristian Ganea, recién fichado por el Athletic, es un caso similar- que tuvieron que salir de su país en busca de un futuro mejor. Chávez llegó a Bizkaia desde Cochabamba en 2006, un poco después de que lo hiciera su familia. El tenis fue desde niño su pasión, algo lógico dado que su padre era entrenador y su primer contacto con el deporte se produjo por tanto, con una raqueta en la mano. Ahora esa pasión le devuelve a Bolivia donde este próximo fin de semana formará parte del equipo en la eliminatoria del Grupo II de América ante Perú. “La gente de la Federación Boliviana me estaba siguiendo desde hace un par de años. Es un honor y un orgullo para mí representar a mi país de origen. Es algo que llevaba esperando desde hace mucho tiempo”, afirma un deportista que, con 22 años, ha pasado la mitad de su vida entre Barakaldo y Getxo.

Su adaptación a un nuevo entorno, tan diferente a su Cochabamba natal, fue complicada y tuvo que aparcar por un tiempo el tenis, pero ese sacrificio dio sus resultados en el plano educativo ya que “ahora ya puedo seguir una conversación en euskera, lo aprendí creo que rápido. Puedo decir que me siento un vasco más, aunque siendo todos bolivianos en mi familia seguimos manteniendo algunas costumbres de allí”. Cuando retomó el deporte, se alistó en el Club de Tenis Fadura con el que pudo medirse durante unos años a jugadores de más edad. “Gracias a ellos soy lo que soy porque he mejorado mucho mi nivel de tenis”, asegura Chávez, que se proclamó el año pasado campeón de Euskadi absoluto por segunda vez y logró el ascenso a la Primera División por equipos en el Campeonato de España. “Fue un momento espectacular, inolvidable e histórico porque lo conseguimos con un grupo en el que todos somos formados en Fadura”, recuerda. Ahora el tenis le ha llevado a Marbella, a la academia Just Tennis, donde Chávez puede seguir dando pasos en su progresión. “Estaba muy a gusto en Getxo, pero el entorno no favorecía la mejora como jugador, en lo que coincidía mi entrenador de Fadura que aprobó mi salida”, explica. En su nuevo destino tiene también “gente de confianza, a la que conozco desde hace años” y, sobre todo, una mayor exigencia competitiva. Puede coincidir, por ejemplo, con Alejandro Davidovich, el último campeón junior de Wimbledon. “Pero mi familia sigue allí, Bizkaia es mi segunda casa y yo mantengo la licencia y el contacto con la gente de Fadura, así que puedo seguir jugando los campeonatos con ellos”, puntualiza.

avanzar en el ranking Diego Chávez, jugador zurdo, es ahora mismo el 1.581 del mundo y se brega en los duros torneos del circuito ITF a los que viaja generalmente solo para reducir gastos y gracias a la ayuda económica de sus padres. Su objetivo más próximo, “de aquí a un par de años”, es meterse entre el 500 y 1.000. “Sé que no es fácil, pero la dedicación, la constancia y el sacrificio dan frutos. Mi sueño es llegar a ser un Top 100 y poder vivir del tenis, pero sé que es muy complicado. Yo lo voy a intentar y a ver hasta donde llego”, asegura el tenista originario de Cochabamba, que tiene como ídolo a Rafa Nadal “por su carácter, su fortaleza mental y los valores que transmite”.

Para alguien que ha aprendido a jugar al tenis a nivel del mar no debe ser sencillo jugar en La Paz donde se disputará la eliminatoria de Copa Davis. Cochabamba está 2.500 metros de altitud, pero los 3.600 metros de la capital boliviana “convierten la pelota en casi ingobernable y en cada esprint te falta el aire. Tienes que cambiar tu esquema de juego y apretar mucho con el saque, sobre todo”. Diego Chávez ya ha jugado algunos torneos ITF allí y cree que el proceso de readaptación ya lo ha pasado, por lo que espera sumar para su equipo en una eliminatoria que se presenta igualada. “Perú nos ha ganado las dos últimas veces que hemos jugado, pero con el apoyo de nuestro público tenemos opciones de ganar”, confiesa.

Argentina y Brasil son las potencias tradicionales del tenis en Sudamérica: “Ellos tienen más medios. Los jugadores de otros países tiene que ir allí, a Estados Unidos o, como en mi caso, venir a Europa si quieren progresar”. Diego Chávez confía en que Bolivia pueda acabar siendo una referencia ya que “cada vez somos más jugadores los que estamos en el circuito y entre todos podemos ayudar y poner nuestro granito de arena para elevar el nivel”. Esta eliminatoria es otro paso más y a ella llega Chávez con la madurez adquirida con los años y con las pilas cargadas tras una dura pretemporada en Almería de la que espera obtener frutos ante Perú y en los compromisos posteriores. Una vez concluya el cruce ante Perú, Diego Chávez regresará a Marbella para seguir con sus entrenamientos y preparar la primera gira de torneos ITF en Portugal. Allí podrá seguir creciendo como jugador, persiguiendo “nuevas oportunidades para tratar de aprovecharlas al máximo y no arrepentirme después por no haberlo dado todo”.