Cuenta Kepa Arroitajauregi que, en el año 2000, cuando montó el primer Campeonato de Bizkaia de mano en trinkete, apenas surgieron “cuatro o seis” parejas. Todas batallaron en una única categoría. 17 años después de aquello, la cuestión ha cambiado. La modalidad del tejadillo dispone de una “buena salud”, que podría ser mejor. En la última edición de la competición estuvieron presentes entre “60 u 80” binomios entre todas las categorías. Además, se trabaja en el escolar. Confiesa el técnico de Abadiño, quien lleva enrolado en el Tornosolo -lleno de actividad durante todo el curso- veinte primaveras, que “aunque Pablo Fusto ha incidido los últimos años en herramienta, la mano en trinkete es lo que más se ha trabajado”. “A día de hoy, hay tanto calidad como cantidad. Hay una buena proporción desde cadetes, e incluso escolares, hasta sénior. No vamos a engañarnos con el tema de las figuras, porque la mayoría está en Iparralde. Sin embargo, aquí tenemos a Mikel González, que está arriba y puede pelear con ellos. También están Ander Antxia o Inhar Ugarte, campeones del Gravni”, destaca Arroitajauregi, quien diagnostica que la salud es “buena”.

El trinkete sigue siendo una especialidad complicada en Hegoalde, sobre todo por la menor cantidad de emplazamientos adecuados. Sin embargo, respecto al nivel, concreta el entrenador abadiñarra que “en Iparralde hay un elenco muy grande de pelotaris de élite, pero, por debajo, la categoría de los manistas en el campo aficionado tampoco dista mucho de la de los que tenemos aquí. El mejor vizcaino y el mejor de Iparralde, a nivel amateur, no están muy alejados. Por ejemplo, Mikel González, sin tener la continuidad ni el número de partidos que los primeros espadas del circuito, ha dado el nivel en el Superprestige. No estamos tan lejos”. De hecho, para Arroitajauregi, una de las mayores satisfacciones fue ver cómo el berriztarra tuteaba a los grandes especialistas del mano a mano en Donibane Garazi. “Verle en las semifinales fue importante, pero, más que eso, es el grupo de gente de buen nivel que hay. Mikel es la punta del iceberg”, sostiene. El pelotari vizcaino tumbó en noviembre y diciembre de 2016 a Olçomendy (40-31), Gichandut (40-36), Ximun Lambert (40-20) y Bixintxo Bilbao (40-38). Le apeó Peio Larralde, un número uno, a un paso de la gran final.

Por otro lado, desgrana Arroitajauregi que “llevo en Abadiño veinte años y espero que sean más. Cuando empecé, el trinkete era una modalidad desconocida. Ahora, quiero que siga creciendo y seguiré trabajando por ella”. Define el técnico que “en Hegoalde la tradición manda y el pelotari parecía que tenía que estar en el frontón y los trinketes son escasos. Con esto, era complicado atraer pelotaris. Hace quince años apenas había media docena de partidos al año. Así, es difícil. Poco a poco lo hemos trabajado. Creo que un manista puede jugar tanto en una modalidad como en otra. Ahora, el deportista puede tener veinte, treinta o cuarenta encuentros por temporada. Hay un buen circuito”. Además, el abadiñarra concluye que “la pelota a mano es complicada, pero se le puede sacar mucho fruto en comparación con la actividad de pared izquierda. No hay mucha gente para trabajar y eso es un problema. Pero la gran problemática es que hay pocas instalaciones. Eso es más difícil de paliar. Si se trabaja, porque se trata de una puerta abierta a los pelotaris, se pueden conseguir cosas bonitas”.