bilbao- La carrera de Maria Lindberg en el pugilismo de pago comenzó en 2003 en Memphis (Estados Unidos) y desde ese instante dio paso a un camino inmenso. La sueca, que atiende a DEIA a través de la traductora Kseniya Tokareva, tiene un récord de quince victorias (ocho antes del tiempo), dos derrotas -las dos ante la inmensa Christina Hammer y por el cinturón mundial del peso medio, por encima del suyo- y dos nulos. La de Malmö, campeona del mundo del superwélter, quiere quitarse la espina de su última pelea, en la que cayó frente a la germana (21-0).

¿Cómo está yendo la preparación para la pelea contra Inna Sagaydakovskaya en busca del título WBC Silver?

-Me ayudan mis entrenadores Khoren Gevor y Pavel Melkomian. Estamos entrenando en el centro deportivo Hammerbrook Gym, en Hamburgo, Alemania. Me preparo para este combate como para cualquier otro. Sigo mi plan de capacitación, basado en trabajo duro de la fuerza y resistencia física y cardio. Por supuesto, combino los entrenamientos de mejora de técnica y táctica con los sparrings.

¿Qué opina de su rival?

-Sinceramente, no he visto demasiado boxeo de Inna, pero, por lo poco que he visto, me ha dado la sensación de que su estilo es típicamente ruso. Me parece que nuestros modos de llevar el combate combinan bastante bien. Espero que podamos mostrar muy buen boxeo y que el público se quede contento con el combate.

¿Qué tipo de pelea espera?

-Será un combate duro por las dos partes, ya que ambas queremos ganar. Siempre estoy preparada para aguantar hasta el último asalto, pero, si consigo cumplir con mis objetivos, no creo que la pelea dure mucho. Tengo bastante experiencia como para entender que el mejor combate es el que no depende de la decisión de los árbitros.

¿Cómo calificaría su estilo de boxeo?

-Es agresivo. Me gusta dar lo máximo de mí y que mis oponentes tengan que trabajar al máximo de sus posibilidades. Mi táctica para llevarles a esta situación depende de la contrincante.

¿Cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos débiles en el ring?

-Siempre estoy preparada para la pelea, es una de mis ventajas, sin dudas. Soy muy resistente mentalmente y disfruto de cada momento que paso en el cuadrilátero. Entre mis puntos débiles puede que esté el hecho de que no sé cuales son esos puntos débiles.

Peleará en La Casilla de Bilbao. ¿Conoce el ambiente pugilístico de la ciudad y de Euskadi?

-Desgraciadamente, nunca estuve en Euskadi y no sé cómo es el ambiente en los eventos de boxeo que se organizan allí. Pero espero que el ambiente sea conmovedor y emocionante. Esto hará que disfrute aún más de la velada.

Inga Sagaydakovskaya es más alta que usted. ¿Cree que es importante esa diferencia?

-Estoy acostumbrada a las oponentes que son más altas que yo. Por supuesto, la altura influye en la pelea. Si la oponente es alta siempre intenta mantener la distancia; en cambio, una rival más bajita se lanza a la corta, y lo más probable es que esta sea la táctica para este combate. La cuestión es quien mejor de las dos sepa aprovechar las tácticas.

Es una boxeadora más experimentada que su rival, que solo tiene cinco combates en el ruedo profesional. Además, ha disputado títulos y conoce la presión que eso conlleva. ¿Cree que eso es un punto a favor para usted? ¿Por qué?

-Sí, tengo bastante experiencia si hablamos de combates en los que tuve que enfrentarme a diferentes oponentes. Aunque diría que cada pelea es una nueva pelea. La experiencia siempre es una ventaja, pero cada uno decide como aprovecharla. Por mi parte, pienso tomar mi experiencia como punto a favor. No sé si esto de algún modo influye a Inna y, sinceramente, me da igual. Durante mi preparación y entrenamientos únicamente me concentro en mí misma.

¿Dónde reside el mayor peligro de Inna Sagaydakovskaya?

-De momento, no veo que haya algún peligro. Ahora mismo la clave está en estar en forma y concentrarse en las preparaciones previas.

¿Vistos sus números cree que es usted la favorita a llevarse el cinturón WBC Silver?

-Voy a Bilbao con un único objetivo y es ganar el título WBC Silver.

Sus únicas dos derrotas llegaron ante la alemana Christina Hammer. La última, en abril. ¿La victoria ante Inna Sagaydakovskaya le serviría para quitarse la espina de aquella cita?

-Por supuesto. Odio perder y la mejor manera de deshacerse de este sentimiento es ir hacia adelante. Pienso que mentalmente ya superé estas derrotas, especialmente, la última contra Hammer. Sin duda, la victoria ante Inna me hará más feliz y estaré más satisfecha.

¿Considera a Hammer la boxeadora más complicada con la que se ha enfrentado?

-Ya que es la única contra la que he perdido, pienso que podría decir que sí. Christina Hammer es una rival complicada. Aprovecha sus puntos fuertes al máximo.

¿Cómo fueron sus inicios en el boxeo? ¿Por qué se decantó por esta modalidad deportiva y no por otra?

-Empecé a practicar el boxeo cuando tenía 19 años. Justo había terminado el colegio y entré en la Universidad de Lund (Suecia) en la Facultad de Ingeniería Química. Conocí a una chica que en aquel momento practicaba boxeo fitness y, entonces, fui con ella a probar, y me encantó. Pasados unos seis meses quise probarme como sparring y luego comenzó mi camino en este mundo.

Tiene un currículum muy destacado, con cinturones mundiales, muchos combates y muchos años de actividad. ¿Qué sabor de boca le queda cuando mira al pasado y ve todo lo que ha conseguido desde su debut en 2003?

-Estoy muy orgullosa de todo lo que he logrado y muy contenta por haber formado parte de la evolución que ha pegado el boxeo femenino a lo largo de estos años. Cuando empecé a practicar en 1997, el boxeo femenino no era gran cosa y todas tuvimos que pelear para entrar en el grupo de entrenamiento, hacer el sparring y participar en combates. Todavía seguimos luchando, pero al menos el boxeo femenino ha cobrado fuerza y es un poco más habitual y aceptado.

¿Cómo valora la situación del boxeo femenino en Europa? ¿Cree que está creciendo el deporte?

-Por desgracia, el boxeo femenino se enfrenta a múltiples retos. Está en un círculo vicioso relacionado con la dificultad de encontrar a los patrocinadores, lo que conlleva pocas posibilidades para las boxeadoras de crecer y evolucionar, y como consecuencia vemos pocas peleas buenas en el circuito, lo que apaga el interés hacia el deporte. Por último, se añade el poco interés por parte de los patrocinadores. Para que el boxeo femenino coja más fuerza y pueda crecer como deporte, hace falta romper este círculo. Respecto a la calidad de boxeo femenino, he de decir que en comparación con los últimos diez o quince años, ha mejorado muchísimo. Bajo mi punto de vista, el boxeo femenino se encontraba en la cumbre de su popularidad a comienzos de los años 2000 en Europa. Después, debido a la poca calidad en los combates, según mi opinión, el deporte perdió su pedestal y se quedó estancado muchos años. Mi sensación es que hoy en día otra vez está recuperando el rumbo y espero que mi sensación no me engañe. Hay muchas púgiles magníficas que merecen ser reconocidas y tomadas en consideración.

¿Se considera uno de los iconos de este deporte en el continente?

-Icono es una palabra de mucho peso. No me veo como un icono, pero sería muy feliz y estaría orgullosa de mí misma si mi presencia en el boxeo ayudara a fomentar y promocionar el boxeo femenino en mujeres que quieran iniciarse como boxeadoras o entrenadoras.