BILBAO amaneció apagada. Aburrida. Con las aguas de su ría demasiado tranquilas bajo un cielo gris, tan gris como el día. Como si la capital vizcaina no supiera lo que se le venía encima, o no quisiera saberlo. Como si no se hubiera convertido, desde ayer y durante todo el fin de semana, en el mar sobre el que volaría el mejor paddle surf del mundo. Bilbao estuvo ayer en el punto de mira de todos los palistas. Y es que, cuando la tarde se desperezaba, casi dos centenares de riders se lanzaron a la ría para desfondarse en la cuarta edición del Iberdrola World SUP Challenge. Para devolver la vida a una villa que, por un momento, pareció mimetizarse con el tiempo. Sin embargo, ahí estuvieron los mejores riders internacionales, al reclamo de los seguidores que les aclamaban desde ambas márgenes, para encender los ánimos en su lucha por hacerse con el título bilbaino. Porque la prueba de ayer no solo entraba dentro del circuito mundial, sino que, con una categoría de seis estrellas, se convirtió en una de las más importantes en la lucha por el trono del paddle surf.
Y, desde hace tiempo, ese trono es de Connor Baxter. Un australiano que lleva el título del rider más rápido del mundo sin despeinarse. Como si fuera baladí y volar sobre el agua sin olas, ni más apoyo que una pala, estuviera al alcance de cualquiera. Sin embargo, ayer Baxter volvió a correr a ras del agua de la ría, pero se mostró humano y, tras pasar en primera posición por la línea de meta, tan solo tuvo fuerzas para tumbarse en su tabla y sentirse morir de cansancio. El líder del circuito mundial hizo honor a su alargado haz de luz y volvió a dictar sentencia ante unos rivales que comienzan a asumir su superioridad; pero en esta ocasión, le costó adoctrinarlos a todos. De hecho, el palista australiano no dominó la carrera como suele ser su costumbre, ni siquiera encabezó a los riders escogidos para llevar el pulso contra el cronómetro y tuvo que imponer su ley tras la última ciaboga. Así, bajo el puente Zubi Zuri, Baxter tiró de fuerza y equilibrio y, en los últimos metros, tras saludar a las Torres Isozaki, echó el resto para calarse la txapela de la cuarta edición del Iberdrola World SUP Challenge. Por ello, tras superar los 14 kilómetros de la carrera, el líder del mundial tan solo tuvo fuerzas para rendirse a la gravedad y permanecer tumbado.
Con todo, Bilbao ayer vivió la jornada más importante de este fin de semana dedicado al paddle up. La Long Race, nombre con el que se designó a la prueba de la pasada tarde, fue el plato fuerte. Aquel que consiguió reunir a casi dos centenares de palistas de 16 nacionalidades diferentes. Pero no fue el único protagonista del menú. De hecho, como entrante, los más pequeños demostraron sus habilidades sobre la tabla en la Txiki Race y consiguieron superar las ya de por sí altas expectativas que la organización puso tras la pasada edición. Y, para finalizar, como un buen postre, cruzaron la línea de meta los participantes del gran número de categorías con las que contó esta cuarta edición. Así, cuando los profesionales dejaron libre la llegada, comenzaron a aparecer los amateurs y los junior, que tampoco quisieron perderse la fiesta del paddle up bilbaino, encuadrada en una de las pruebas más importantes y decisivas en la pugna por el cetro mundial.
un domingo en la ría A pesar de que la prueba principal se disputó ayer, el Iberdrola World SUP Challenge no finalizó ahí. De hecho, esta mañana (desde las 10.00 horas) comienza la Urban Sprint Race Exhibition, una carrera de corto alcance en el que el ganador será el más rápido del sprint. Primero será el turno de las rondas previas de todas las categorías -élite, pro, amateur y junior- y, después, a las 13.00 horas, tendrán lugar las rondas finales.
Además, como novedad en esta edición, cabe resaltar que la carrera de ayer formó parte de la Copa Vasca junto con la prueba de Donostia que se celebrará el fin de semana del 10, 11 y 12 de junio. De este modo, de estas dos pruebas saldrá un ganador que se proclamará Campeón de Euskadi.