ES extraño ver cómo un piloto que deambula entre el puesto número 30 y el 15, sin aspiraciones reales para lograr la victoria ni en la general ni en una mera etapa, esté teniendo tanta atención. Se trata de Sheldon Creed (California, 1997), conocido como El Prodigio y desde este año el más joven de la historia en participar en un Dakar, tras debutar con 18 años, 3 meses y 3 días. En la prueba que se disputa en tierras suramericanas la experiencia es uno de los valores más importantes, los pilotos necesitan años para conocer sus secretos y cómo circular por ella, pero eso no atemoriza a este estadounidense que no solo es un inexperto en las pistas argentinas, también su andadura en carreras alejadas de los circuitos es casi nula. Esto provocó muchas críticas antes de que Creed realizará la salida, dijeron que era una temeridad que alguien tan joven estuviera en carrera y que no solo sería un peligro para sí mismo, el resto de pilotos podrían ser unas víctimas colaterales de este niño que juega en un mundo de mayores. Pero, El Prodigio no ha tardado en confirmar su apodo y aunque sus resultados no sean muy lustrosos, sigue en carrera sin ningún incidente serio.

Creed no tardó en descubrir el pilotaje. Desde niño convivió con todo tipo de vehículos. Olor de gasolina y aceite desde la infancia. El estadounidense empezó a competir con tan solo tres años en BMX y a los cinco ya sabía lo que era estar en los primeros puestos del ránking nacional. Así, las bicicletas cambiaron por las motos y las motos por los todoterrenos. Cada paso acompañado con la gloria. El californiano logró hace poco los títulos de Trophy Kart y Super Stadium Trucks en Estados Unidos y fue este último título el que le valió el billete para el Dakar. Robby Gordon, uno de los clásicos de la prueba de origen francés, vio cómo un joven descarado le impidió revalidar su victoria en el campeonato y entonces decidió quién sería su aprendiz. Creed se encontró en un abrir y cerrar de ojos con un Hummer preparado para el Dakar, el clásico Gordini, y con un mentor dispuesto a echarle una mano para estar en la salida de Buenos Aires. El Prodigio también cuenta con otro apoyo a su lado derecho, se trata de Johan Street, novato en las funciones de copiloto, pero gran conocedor de la prueba al terminar en séptima posición en la categoría de motos y ganar dos especiales.

Debutar en un Dakar nunca es sencillo, pero Creed confía plenamente en esas posibilidades que le han servido para romper todas las barreras de precocidad. “Soy el piloto más joven del Dakar, por lo que en principio no estaría mal llegar con el coche de una pieza e intentar rubricar algunas jornadas memorables. Me encantaría ganar una etapa, pero por lo que he visto va a ser complicado. Estaría contentísimo si lograra terminar en el top 10”, comentó a la web oficial de la prueba. El primer paso ya está dado y aunque la victoria de etapa parezca lejana, nunca hay que descartar que El Prodigio vuelva a sorprender a todos.

Loeb, dos de dos Por otra parte, Sebastien Loeb no baja el pistón y ayer consiguió la victoria en la etapa entre Termas de Río Hondo y San Salvador de Jujuy. Dos de dos. En una especial similar al del día anterior y que también tuvo que ser recortada por la lluvia, el francés no acusó tener que abrir la pista y fue marcando los mejores tiempos tras cada control. La jornada sirvió para confirmar que el Peugeot funciona muy bien sobre las sinuosas pistas argentinas y Carlos Sainz acabó en segunda posición. Tercero fue Nasser Al-Attiyah con su Mini. El catarí no ha empezado muy bien la prueba, pero poco a poco comienza a encontrar su ritmo.

Las dificultades más serias llegan hoy al Dakar con la etapa maratón. El recorrido, con salida y llegada en San Salvador de Jujuy, alterna terrenos arenosos y pedregosos. Sin embargo, el verdadero quebradero de cabeza para los pilotos será no poder contar con asistencia al final de la carrera. Una vez terminada la prueba, los vehículos entrarán en un parque cerrado en el que no se les podrá hacer modificaciones por lo que guardar las mecánicas será más importante que nunca en los siguientes dos días.