Ala tercera tampoco fue la vencida. Mouhammadou Mam Jaiteh vio desde la sala de invitados del Barclays Center de Nueva York cómo su sueño se aplazaba, quien sabe si se truncaba definitivamente. El joven pívot francés, cerca de cumplir 21 años y con un físico privilegiado de 2,08 metros y 112 kilos, tenía como objetivo jugar esta temporada en la NBA. Durante los dos últimos años, había realizado pruebas con una decena de franquicias y en dos ocasiones había retirado su nombre de la lista de elegibles. Pero estaba convencido de que este era su año.

Sin embargo, algo falló en todo el proceso y su nombre no apareció entre los 60 elegidos en el último draft. Sí el de otros pívots europeos de su generación como Hernangómez, Milutinov, Gudaitis o Agravanis. Al parecer, su club recordó que su contrato no tenía cláusula de salida salvo que el jugador fuera escogido en primera ronda y eso pudo retraer a los posibles interesados. Mam Jaiteh lo tomó como una decepción, como un fracaso, y decidió pasar la página de la NBA, al menos temporalmente, y cambiar de estrategia. Ahora lleva sus asuntos Misko Raznatovic, el agente más importante de Europa, lo cual le asegura un buen futuro, a este o a aquel lado del Atlántico.

Posiblemente, el primer consejo que haya recibido Jaiteh es no tener prisa y buscar la mejora de su juego en Europa antes de acometer un salto que han dado otros compatriotas con mayor o menor fortuna. En realidad, todo va demasiado rápido en la carrera de un chaval que se inició en el baloncesto apenas hace seis años cuando ingresó en el INSEP, el prestigioso centro formativo del deporte de Francia, y disputó un solo partido en toda la temporada. Había que pulir primero aquel cuerpo privilegiado que fue sacado del fútbol en los suburbios de París.

Mam Jaiteh es profesional desde 2012. Rechazó a prestigiosas universidades como Connecticut y Gonzaga y firmó por el Boulogne-sur-Mer que militaba en la ProB. Allí, con solo 18 años, su impacto fue inmediato ya que fue elegido MVP de la competición y el jugador con mayor progresión gracias a sus medias de 16,2 puntos y 9,9 rebotes. Ya estaba en la rampa de despegue porque esa misma campaña jugó el Nike Hoop Summit, el escaparate de los mejores jóvenes del mundo tras el cual se declaró elegible para el draft por primera vez.

Desde entonces, ha coqueteado con la NBA con el convencimiento de que su futuro está allí. El siguiente paso era llegar a la ProA y el JSF Nanterre lo fichó en 2013. Debutó en la Euroliga, ganó la Eurochallenge y recibió el consuelo de ser incluido en la lista gala para el último Eurobasket. Con los bleus aprendió muchos de los trucos del oficio de pívot y ya se ha convertido en un jugador de referencia, que ha arrancado esta temporada a gran nivel con un último partido de 24 puntos y 14 rebotes. Este bagaje que está adquiriendo es el que permitirá que, cuando la NBA vuelva a llamar a su puerta, que lo hará, pueda dar el salto con todas las garantías.