Palos y astillas
varios hijos de exjugadores internacionales tratan de emular en el eurobasket las gestas de sus progenitores
EN junio de 1993, la selección española femenina logró la primera de sus dos medallas de oro en el Eurobasket. En ese equipo pionero jugaba como pívot Margarita Wonny Geuer, que se retiró con ese éxito y casi un año después dio a luz a su hijo Willy, fruto de su matrimonio con Guillermo Hernangómez, exjugador de la Liga ACB. El primogénito de tres hermanos que se dedican al baloncesto -Juancho fue elegido en el mejor quinteto del último Europeo U20- busca ahora imitar a su madre y contribuir a que España recupere el oro en el Eurobasket masculino. Pero no es el único caso de que jugadores que ahora están en el torneo continental tratando de ser astillas herederas de otros palos que triunfaron.
El caso más exagerado se da en la selección de Estonia, una de las más flojas del Eurobasket, pese a que ayer lograra su primera victoria. El técnico de Tiit Sokk, base que formó parte del poderoso equipo de la Unión Soviética de finales de los 80 con el que ganó el bronce en el Eurobasket de 1989 y la plata en los Mundiales de 1986 y 1990. Ser uno de esos doce eran palabras mayores en aquella época. Pues bien, ese base ordenado, que compartía puesto con el letón Valters y el lituano Homicius, dirige ahora a sus hijos Sten y Tanel en el combinado báltico con el que tienen imposible repetir las glorias pasadas. Bastante han hecho con clasificarse para el Eurobasket después de catorce años.
Aquella Unión Soviética tenía a un pívot llamado Arvydas Sabonis, cuya trayectoria le sitúa entre los mejores jugadores europeos de todos los tiempos. Después, el pívot lituano contribuyó en 1995, en una memorable final ante Yugoslavia, a la primera medalla de su país tras desligarse del bloque soviético. Fue una plata que ahora busca, por lo menos, su hijo Domantas Sabonis con la renovada selección de Lituania que ha acudido a este Eurobasket que se celebra al lado de casa.
A finales de los 80 y principios de los 90, cuando Italia era asidua a los podios, jugaba de azul Ferdinando Gentile, que ganó la plata en el Eurobasket de 1991. Este base zurdo tenía calidad, pero,sobre todo, un carácter indomable que ha heredado su hijo Alessandro, una de las estrellas del conjunto transalpino en la presente edición, en la que aún no se sabe si son favoritos o comparsas. En esta misma Italia suenan otros apellidos como Gallinari o Della Valle (Danilo y Amedeo) que son hijos de Vittorio y Carlo, dos exjugadores del pallacanestro más clásico de finales de los 70 y principios de los 80.
Por esos años destacó también Kees Akerboom, jugador holandés cuyo mayor mérito fue ser el máximo anotador del Eurobasket de 1977 ya que siempre jugó en su país. Después de 26 años de ausencia, Holanda ha regresado con una selección en la que figura Kees Akerboom junior, quien ni sueña con emular a su padre.
parker hace historia También son hijos de exjugadores, generalmente de americanos que hicieron carrera en Europa, gente destacada en sus selecciones como Daniel Hackett (Italia), Shawn Huff y Erik Murphy (Finlandia) y, por supuesto, Tony Parker, que siendo hijo de estadounidense y habiendo nacido circunstancialmente en Bélgica, ha hecho historia en el baloncesto francés. El base de los San Antonio Spurs se convirtió ayer en el duelo ante Polonia en el máximo anotador de la historia del Eurobasket al superar al griego Nikos Gallis, un anotador compulsivo. Parker anotó la primera canasta de su equipo, la que necesitaba para superar los 1.030 puntos. Es un ejemplo de que, a veces, los hijos superan a los padres. Pero no es fácil.