Duración: 55 minutos de juego.

Saques: 2 de Mendizabal III (tantos 3 y 12) y 5 de Víctor (tantos 11, 12, 14, 17 y 18).

Faltas de saque: Ninguna.

Pelotazos: 200 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 8 de Mendizabal III y 15 de Víctor.

Errores: 2 de Mendizabal III y 7 de Víctor.

Marcador: 1-0, 1-1, 2-8, 5-9, 6-15, 10-16, 11-19, 13-20, 14-20, 15-21, 16-21 y 17-22.

Botilleros: Ejercieron de botilleros José María Mendizabal (con su hijo Aitor) y Pablo Berasaluze (con Víctor Esteban).

Incidencias: Partido correspondiente a las semifinales del Manomanista de Segunda de la LEP.M disputado en el frontón Labrit de Iruñea. Buena entrada.

bilbao - Suspiró Víctor Esteban porque se había enredado en su propia madeja, mientras que Aitor Mendizabal, todo pundonor, exhibía eso, exprimir los yerros rivales y esperar a ver qué pasaba. Estaba tocado, pero no hundido. El zurdo de An-tzuola es así: un delantero fogoso, sacrificado, ascendido desde el fuego entre trincheras, porque golpe le falta, pero no espíritu, que nace en su andamiaje inquebrantable. Así, a merced de su adversario, doblado por el huracán pero no roto, Mendizabal III dio guerra, pelea y estuvo a punto de causarle un buen susto al ezcarayense, que manejó toda la semifinal del Manomanista de Segunda a base de pelotazos, desde el saque hasta la finalización. La diferencia de caballaje entre uno y otro fue clave para la clasificación del puntillero riojano para la final del mano a mano de plata.

Y desmadejó el encuentro Víctor, porque él mismo se había hecho un lío. Entre él, los nervios, el cansancio y el alma de guerrero de Mendizabal, cuyo arma ya de antemano estaba planteada en el saque-remate, hubo más duelo del que parecía. Y es que, el ezcarayense dominó casi toda la eliminatoria, pero perdió pie en momentos clave para dar oxígeno a un adversario que no erró demasiado y buscó las cosquillas al pelotari azul. De hecho, tuvo distancias enormes, basadas en la pegada. Ya le aconsejaba desde la silla Pablo Berasaluze, quien le aseveró claramente que las cosquillas del antzuolarra tenía que buscarlas atrasando la pelota, sin acelerarse en el tanto rápido. El menor de los Esteban tuvo al de Aspe 1-8 y 5-15, tramo en el que acumuló tres saques, fallas suficientes para formar el dibujo de un final de encuentro controlado y bajo la manga.

Pero no. Se descosió la distancia y se cosió el lío. Porque Aitor, puro nervio, aprovechó un fallo en el saque-remate de Víctor, con todo, para restañar sus heridas. Enredó el antzuolarra, sacrificado, y el ezcarayense no le paró. Su camino estaba en los cuadros traseros.

Sin embargo, con el 10-15 quedaba patente que en cuanto perdía pie Aitor, la alternativa era la dinamita y a él le tocaba correr y defender. Así, con un sotamano cogió el saque Víctor y se alargó al 10-19. Con todo de su lado, dejó con vida a un adversario que es un volcán. Y le tocó sufrir.

Aunque desfondado, Mendizabal dio una lección de pundonor y pudo acercarse al 17. Toda una victoria visto el anterior despliegue. Aun así, Víctor ofreció más. El delantero riojano mostró golpe y chispa, sobre todo al inicio, y alumbró mayor paciencia que en otras ocasiones. El zurdo de Antzuola se lo puso caro, pero hizo caso a Pablo. No tenía que liarse.