bilbao - Novak Djokovic es insaciable. Firmemente asentado en la cima del ranking mundial, el servio no deja ni las migajas. Ayer se anotó su cuarto triunfo en el Masters 1000 de Roma ante Roger Federer, que no pudo rematar sus buenas prestaciones en el torneo y sucumbió por un claro 6-4 y 6-3. El de Belgrado, que en cambio ha ido de menos a más durante la semana, dominó la final desde el saque, solo cedió once puntos y no dio ninguna opción al suizo, que se mostró muy débil en el resto y solo jugó una pelota de rotura en todo el partido.

Como suele hacer, Djokovic dio bolilla a su rival hasta el octavo juego del primer set y con una única ruptura y una determinación enorme en los puntos decisivos encaminó la final de su lado. Federer no supo ir a remolque y cedió de nuevo su saque al inicio del segundo set para ceder una desventaja de 3-0 que Djokovic manejó para cerrar el duelo y retener el título romano después de solo una hora y cuarto de juego, lo que dejó con ganas de más a los espectadores de la Centrale del Foro Itálico, que probablemente dejará de ser el emplazamiento del torneo de este Masters 1000 a partir del próximo año.

Pero parece que ahora mismo no hay jugador que puede detener la imparable marcha de Novak Djokovic, no al menos en los partidos a tres sets. Con la victoria de ayer, el serbio se convierte en el jugador con más títulos de Masters 1000 (24) solo por detrás de los 27 de Rafa Nadal y por delante de los 23 de Roger Federer. Para ilustrar su dominio, queda el dato de que ha ganado todos los torneos grandes que ha disputado en esta temporada: el Abierto de Australia y los Masters 1000 de Miami, Indian Wells, Montecarlo y Roma. En Madrid no ganó porque no participó.

Ahora llega Roland Garros, el único Grand Slam que le falta a Novak Djokovic, su gran asignatura pendiente, y en el que este año tiene que partir como máximo y casi único favorito, sobre todo porque, sin un Nadal consistente, no se atisba un tenista que le pueda hacer sombra ahora mismo, ni siquiera en la tierra batida.