bilbao - Era una de las citas más esperadas de los Juegos de Sochi. Los aficionados más modernos, los amantes de los deportes extremos, querían ver en acción a una de sus leyendas. Shaun White es la gran estrella del snowboard. Multimillonario, triunfador, guapo, rockero y un temerario con la tabla en los pies. El californiano estaba llamado a revalidar los títulos olímpicos conquistados en Turín y Vancouver. Una lesión le hizo renunciar a la prueba de slopestyle que se estrenaba en los presentes Juegos, pero todo parecía indicar que llegaba al halfpipe totalmente recuperado. Así lo demostró en las series clasificatorias, donde firmó la nota más alta de la jornada, pero por la tarde el Tomate Volador, o Animal, como él prefiere que le llamen ahora, se encontró con una final en la que varios snowboarders rindieron a un alto nivel. Para colmo, el californiano se fue al suelo en la primera manga, por lo que se la tuvo que jugar todo a una sola carta. No solo se quedó sin oro, sino que dio con sus huesos fuera del podio. Fue así como, de pronto, le tocó poner los pies en la tierra como el resto de los mortales. Fue un suizo de origen ruso, Iouri Podladtchikov, el que se puso en la piel del hasta ayer perfecto White para llevarse el oro contra todo pronóstico.
La primera manga de la final en el medio tubo de Krasnaya Polyana fue un tanto decepcionante. Los participantes arriesgaron en busca de puntuaciones altas, pero varios de los candidatos a medalla se fueron al suelo y dejaron sus aspiraciones pendientes de su segundo intento. El equipo norteamericano fue el que peor parado salió, ya que tanto Shaun White como Gregory Bretz se fueron al suelo y Danny Davis tampoco pudo arañar una puntuación digna de podio.
La primera ronda sirvió para que el japonés Ayumu Hirano lanzase el primer envite. Su primera puesta en escena fue la que consiguió la puntuación más alta, 90.75. Por detrás suyo estaba el chino Yiwei Zhang y tercero, el suizo Podladtchikov. El respetable se frotaba la manos. Más que por el frío, por la certeza de que en la segunda parte los americanos se sacarían, literalmente, algún truco de debajo de la manga. Era el escenario perfecto para que White agrandase su leyenda.
el show de Iouri Pero fue entonces cuando Iouri Podladtchikov destapó el tarro de las esencias. Voló por la pista con cuatro saltos cada cual más espectacular que el anterior, incluido un movimiento que hasta la fecha solo White había sido capaz de realizar en una competición. Dejó en el marcador un 94.75 que exigía a sus rivales un ejercicio casi perfecto. Fueron los japoneses los primeros que recogieron el guante. Primero fue Taku Hiraoka el que se colocó segundo con una soberbia actuación. Pero fue Ayumu Hirano el que levantó al público de sus asientos. Su 93.50 le dejó pegado al suizo.
Estaba por ver si White, el último en participar, era capaz de firmar otra mágica actuación que la aupase del penúltimo puesto de la final a la medalla. No escatimó y arriesgó en cada salto. Sus giros fueron espectaculares, pero dos aterrizajes muy forzados le restaron los puntos suficientes para entrar en el podio. Su puntuación fue 90.25.
Iouri Podladtchikov se convertía así en el héroe local. A pesar de participar con la bandera suiza, Iouri nació hace 25 años en Moscú, pero debido a la profesión de su padre, un científico reputado, tuvo que criarse en Suiza. Se da la circunstancia de que a los 17 años debutó en los Juegos de Turín con la selección rusa, pero ya en Vancouver, cuando fue cuarto, compitió como suizo.
Ayer se convirtió en el nuevo rey del snowboard tras destronar a White, pero no le faltarán enemigos durante muchos años: Ayumu Hirano, el medallista de plata, solo tiene 15 años y Taku Hiraoka, el bronce, 18.