Getxo

El rugby arrastra masas por los cinco continentes. El Seis Naciones y la Copa del Mundo son eventos con millones de espectadores y un impacto brutal. Pero todo cambia a la hora de mirar a lo que ocurre en Euskadi. El prestigioso deporte mundial se transforma en uno minoritario, lejos de los focos y con apenas repercusión mediática. Una situación mucho más drástica si se tiene en cuenta la situación de las mujeres, prácticamente olvidadas y casi marginadas. Sin embargo, las cosas van cambiando poco a poco, la inclusión del rugby a siete dentro del programa olímpico ha servido de impulso y las diferencias se van recortando poco a poco. Bárbara Pla, jugadora del Getxo Rugby y de la selección estatal, ha vivido las dos caras de este deporte. El éxito a nivel internacional y el olvido en casa.

Pla acaba de aterrizar después de la experiencia vivida en las World Series de Dubai, una competición organizada "increíblemente bien". "Supone estar en la élite, con las mejores. Es un torneo muy bien organizado, con buenos campos, buenos árbitros, las mejores rivales que te puedes encontrar y retransmitido para todo el mundo. Es la competición deseada", cuenta la catalana afincada en Getxo.

Sin embargo, el acontecimiento más esperado serán los Juegos Olímpicos, una utopía para los jugadores de rugby, que ahora se ha convertido en realidad y les ha permitido mejorar sus condiciones. "Se llevaba hablando unos años de que podía entrar en el programa olímpico pero no nos lo acabábamos de creer. Lo que ha cambiado es la repercusión en los medios y las ayudas económicas que entran. Si no eres olímpico, se olvidan de ti", afirma Bárbara. Unos ingresos que han cambiado la vida de la catalana. "En mi caso, más o menos con resultados parecidos, he conseguido la beca del BAT Basque Team, si no eres olímpico no la puedes conseguir. En ese sentido me ha permitido poder ser profesional de esto", apostilla Pla, que reconoce que sería "un sueño y una meta a alcanzar" estar en Brasil.

La catalana está en un gran momento gracias a la beca del BAT Basque Team y por fin puede dedicarse al rugby profesionalmente, pero para ello ha tenido que realizar muchos sacrificios. "Yo empecé a apostar por este proyecto antes de que llegasen las ayudas. Cuando empezó a sonar que podía ser olímpico, yo ya había acabado de estudiar la carrera y decidí centrarme en esto: esperar que sea olímpico, que entren las becas ADO y poder conseguir la ayuda que he logrado ahora para poder conseguir otro sueño, ser profesional del deporte", cuenta Bárbara.

Un profesionalismo que no pueden disfrutar muchas de sus compañeras del Getxo Rugby y que hace que se vivan "muchos intereses dentro del mismo equipo". "Estamos otra chica y yo que queremos competición a tope y también tenemos chicas que acaban de empezar a jugar. Eso pasa porque no hay un volumen de jugadoras suficiente", cuenta la catalana. Aun así, el Getxo es la gran referencia del rugby femenino vasco e históricamente uno de los puntales a nivel estatal. "Se ha hecho un buen trabajo desde siempre. Se ha trabajado muy bien con las pocas chicas que han entrado", añade Pla.

Discriminadas Pero a pesar de que la situación del rugby femenino va mejorando "poco a poco", las jugadoras han sufrido mucha discriminación en los últimos años. "Se desvalora nuestro trabajo y no reconocen que estamos sacrificando lo mismo que un chico. Yo he estado entrenando con la selección y recibíamos insultos desde fuera del campo", cuenta Pla.

Para la jugadora del Getxo su mayor preocupación es el "desinterés" sufrido en los últimos años: "Todos los recursos que se tenían iban para los chicos, para las chicas no se tenía un proyecto. Se hacían las mínimas concentraciones, las que tocaban, por cumplir". Aunque Pla reconoce que la inclusión en el programa olímpico ha ayudado a eliminar algo esas diferencias: "Cuando presentaron el proyecto olímpico, nos empezaron a tratar por igual a las chicas y a los chicos. Su objetivo era que las dos selecciones aumentaran el nivel", declara Bárbara.

La catalana es optimista de cara al futuro y ve cómo la gran diferencia que había entre los hombres y las mujeres se va reduciendo. "Cada vez están haciendo más cosas y saliendo más proyectos", afirma Bárbara. Un deporte olvidado que poco a poco empieza a ver la luz.