De pronto, Djokovic apareció disfrazado de médico para atender a Nalbandian. De inmediato dibujó sonrisas en los espectadores y se robó la atención, en medio de una ovación en un estadio construido para la ocasión en el predio de La Rural en Palermo.
La gente no paraba de aplaudir y hacía comentarios, deslumbrada con el serbio: "Tiene un carisma tremendo", "No parece un jugador de elite, es muy simpático".
Luego jugaron un set de dobles. Nalbandian armó pareja con el argentino Juan Mónaco, habitual compañero en la Copa Davis. Nadal y Djokovic conformaron la dupla "Resto del mundo", que ganó 6-4. Más allá del resultado, fue una verdadera exhibición.
La gente se divirtió con cada punto y las ocurrencias de los cuatro. En un momento, Djokovic dejó jugando solo a Nadal. Después, los tres pasaron de un lado de la red y pelotearon al serbio.
El público pidió la ya clásica imitación de la tenista rusa María Sharapova y Djokovic les dio el gusto, con un grito incluido que generó carcajadas.
Un rato antes, miles de fanáticos estuvieron bajo el sol para ver un distendido y anecdótico partido entre Nalbandian y Nadal, que ganó el español por 6-3 y 6-4.
Al consumar su retiro del tenis, Nalbandian -ganador del Masters de 2005 en Shanghai- dijo que siente "tristeza" de ser un ex jugador y destacó el apoyo del público. "Siento un poco de tristeza, pero sabía que no iba a ser tenista para toda la vida. Es una etapa que se cierra y está asumido que sea así, pero igual siento una sensación rara", dijo que llegó a ser el número tres del ranking en 2006.
El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Etchevehere, distinguió a Nalbandian con una bandeja de plata tallada especialmente. "Es un orgullo que uno de los tenistas argentinos más importantes de todos los tiempos elija a La Rural para poner fin a su destacada carrera profesional. Por eso quisimos homenajearlo y darle un recuerdo de su paso por nuestra casa", dijo Etchevehere.
El adiós de Nalbandian fue la excusa perfecta para la mayoría de los fanáticos que se acercaron también para ver en acción a Nadal y Djokovic, que mañana se enfrentarán entre sí en una exhibición en Buenos Aires.
Además de alentar a Nalbandian, varias personas llevaron banderas españolas y remeras de la línea deportiva que utiliza el número uno del mundo. Más temprano, Djokovic visitó la Bombonera, el mítico estadio de Boca Juniors, uno de los clubes de fútbol más importantes de Sudamérica.
Djokovic llegó a la Bombonera vestido con una camisa blanca y bermudas, haciendo bromas al pasar. Desde su arribo a Buenos Aires, el serbio se mostró interesado en el fútbol, alabó y se comparó con el capitán del seleccionado argentino, Lionel Messi, y pidió que le regalaran la camiseta de San Lorenzo -que lo hizo socio honorario- por sentirse identificado con el papa Francisco, fanático del mismo club.