bilbao. Rafael Holzdeppe protagonizó una de las sorpresas del Mundial de atletismo hasta ahora. El alemán fue bronce en los Juegos de Londres en salto con pértiga y su triunfo ayer no debería extrañar. El mérito es que lo logró por delante del gran favorito, Renaud Lavillenie, que había firmado las seis mejores marcas del año e, incluso, había saltado por encima de los seis metros. Pero al galo se le resiste el oro mundial, es el único que le falta, y ayer su concurso no fue bueno. Su acumulación de nulos en cada altura le pasó factura porque el joven alemán de 23 años, nacido en África y adoptado al poco de nacer, hizo un concurso perfecto hasta los 5,89 metros. Ambos se citaron por encima de los 5,96, pero no pudieron con esa altura y el título fue para Holzdeppe por su limpieza hasta entonces. A Lavillenie se le quedó esa cara de no entender nada.

Este desenlace inesperado fue solo el aperitivo para el público ruso de la prueba en la que va a poner toda su atención, la que justifica que Moscú organice estos campeonatos. Quizás hoy sí, el estadio Luzhniki abandone su pobre aspecto de estos días y se llene para el que será el último concurso de Yelena Isinbayeva. La zarina de la pértiga ha anunciado su retirada al final de este Mundial para dejar huérfano al atletismo de su carisma y magnetismo. La atleta de Volgogrado, a sus 31 años, ha asumido su declive, aunque puede guardar aún una gran competición en sus gastadas alforjas. No fue en Daegu, donde solo fue sexta, ni en Londres, donde le superaron las que hoy son favoritas: la estadounidense Jenny Suhr, la única junto a Isinbayeva que ha superado los cinco metros en toda la historia, y la cubana Yarisley Silva, autora de las cinco mejores marcas del año. A ellas cederá su reinado la atleta rusa, que hoy volverá a acaparar los focos con su penetrante mirada y su pose de diva antes de decir adiós, quién sabe si desde lo más alto del podio.

'the pocket rocket' Ahí vuelve a estar Shelley-Ann Frasier-Pryce, que permitió a Jamaica lograr el doblete de nuevo en los 100 metros. Su enorme superioridad podría equipararle con Usain Bolt si no fuera porque esta atleta es todo lo contrario: pequeñita (1,57), pero con una potencia extraordinaria que le llevó a devorar la recta en 51 poderosas zancadas y, pese al viento en contra, lograr la mejor marca del año: 10.71. Por detrás, la costamarfileña Murielle Ahoure y la estadounidense Carmelita Jeter, campeona hace dos años, acabaron a dos décimas, todo un mundo en una carrera que suele decidirse por centésimas.

Shelley-Ann Frasier-Pryce, nacida en Kingston hace 26 años, consigue así su segunda medalla de oro en unos Mundiales tras la de Berlín 2009, a las que tiene que añadir las dos que logró en los Juegos Olímpicos de Pekín y Londres. 'The pocket rocket', el cohete de bolsillo, llegó otra vez a la meta antes que nadie.