dIceN de él que prácticamente nació con un balón cosido a sus pies. Iker Muniain respira fútbol por todos sus poros. Es, además, un prematuro. Va por delante de su tiempo. El txantreano, de corazón rojiblanco, disfrutó la temporada de su mejor fútbol. Simplemente, dio un paso de gigante en su progresión y se convirtió, a su temprana edad, en una de las máximas referencias del Athletic del doble subcampeonato. Lució muchos galones y presumió de regularidad, lo que le convirtió en un futbolista importantísimo para Marcelo Bielsa, que supo exprimir las cualidades de un diablillo en el césped.

Muniain gozó de un curso muy enriquecedor a nivel personal. Creció futbolísticamente como la espuma. Toda la buena pinta que asomó en sus inicios bajo el mandato de Joaquín Caparrós, la confirmó el navarro, que encontró en el ideario de Bielsa el impulso que necesitaba para explotar sus virtudes. Muniain disfrutó de su frescura, del buen feeling colectivo y, sobre todo, dio rienda suelta a esa ambición que anida en su genética, inconformista y contagiosa.

Fue el año de Muniain, al que le motivó como nadie el recorrido de los leones con competiciones como la Copa y la Europa League. Quizá fue en esta última en la que tuvo muchísimo protagonismo, especialmente en duelos inolvidables como en Old Trafford, ante el Schalke 04 y frente al Sporting de Lisboa. Genial en sus prestaciones, conectó con Ander Herrera, su pareja de baile, y con el mismo Fernando Llorente, lo que acentúo su pegada, sobre todo Europa, donde cinco goles llevaron su firma.

El navarro es un joven veterano. Con poco más de 20 años de edad, ha disputado más de 160 partidos oficiales con el Athletic, en el que acumula episodios bonitos, aunque los últimos no sean precisamente agradables en lo deportivo. La historia de Muniain nació en Berna, con una aparición divina que evitó el fiasco ante el Young Boys del Athletic en la Liga Europa, en la campaña 2009-10, a las primeras de cambio. Entonces, asomó el rastro del elixir de juventud.

El ejercicio pasado se vio al Muniain más excelso. El Muniain deseado. El Muniain que tenía gol. El Muniain imprevisible en el césped, siempre cosido a una genialidad. Ese Muniain apenas ha aparecido esta temporada. Como dice el refrán, nunca es tarde si...