santa rosa (argentina). El Dakar, el rally que flirtea con la tragedia, arrancó envuelta en el drama tras la muerte del piloto de motos argentino Jorge Andrés Martínez Boero, que falleció ayer tras un brutal accidente en el kilómetro 55 de la primera etapa. Boero sufrió un paro cardiaco provocado por la caída, en la que según los testigos voló cuatro metros antes de golpear el suelo, y no pudo ser reanimado por el personal médico que le atendió cinco minutos después del accidente.
"La organización del Rally presenta a su familia y a sus seres queridos sus sinceras condolencias", señala un comunicado en el que se detalla la hora del accidente, las 10.19, y el lugar, el kilómetro 55 de la primera especial, a apenas dos del final del tramo cronometrado. También informan los organizadores de que no hubo fisuras en el plan de rescate de emergencia, ya que el equipo médico llegó en un helicóptero al lugar del accidente solo cinco minutos después de que ocurriera, aunque no logró reanimar al piloto, que falleció en su traslado a un hospital en Mar del Plata.
Ésta era la segunda participación de Boero en el Dakar tras la de 2011, en la que abandonó la carrera en la sexta etapa tras sufrir un accidente antes de llegar a Iquique. Su pasión por el motor era genética, ya que era hijo de un conocido piloto campeón nacional de turismo de carretera fallecido en 2004 tras una larga enfermedad. Boero corría el Dakar en homenaje a su padre.
En un mensaje que colgó el sábado, horas antes de comenzar su andadura en el Dakar, en Twitter, Boero indicó que su camión de asistencia había chocado y no se podía reparar. "Lamentablemente chocó mi camión de asistencia y no se puede reparar, no pienso bajar los brazos, voy a poner todo y voy a llegar a Lima", contó. En su último mensaje, colgado la madrugada del domingo, el piloto argentino dejó escrito: "Felicidades a todos muchísimas gracias por los mensajes voy a dar todo, lo que no mata fortalece".
La tragedia no es un accidente en el Dakar. Es su cotidianidad. Boero es la cuarta víctima en las cuatro ediciones que el rally lleva en Sudamérica. En el debut de la aventura en Argentina, en 2009, el francés Pascal Terry falleció por un edema pulmonar en un camino de La Pampa. Al año siguiente, en Córdoba, llegó el turno de una aficionada, Sonia Gallardo, que estaba a un costado del camino y fue atropellada por un vehículo. En 2011, también en Argentina, un peón rural manejaba su propia camioneta por una ruta de Catamarca cuando fue embestido por el coche del argentino Eduardo Amor.
La cifra de muertes en el Dakar se aproxima a sesenta, contando participantes, medios de información y seguidores desde que el motorista Patrick Dodin perdió la vida en 1979. Los años más luctuosos fueron 1986, edición en la que murieron siete personas, entre ellas el icono de la prueba, Thierry Sabine, y 1988, en el que fallecieron seis.
Los primeros líderes del Dakar tras la disputa de la primera etapa son el chileno Francisco López en motos, y el ruso Leonid Novitskiy en coches.