bilbao. Su nombre procede del sánscrito, en sus letras desgrana parte de su naturaleza. Nieve morada: Himalaya. Teñida de sangre, mezclada con la oscuridad de sus rocas, tintado con las muertes entre sus picos. Además, sumado a las cinco cimas situadas en el Karakorum, se engloban las catorce cumbres más altas del planeta. Si bien, la altitud es un acicate, el peligro es una constante. Aludes, enfermedades, mal de altura... convierten estos macizos montañosos en una trampa mortal. 23 montañeros estatales han perdido la vida entre sus cumbres: diez fallecieron mientras bajaban de la cumbre; diez eran vascos. El último fue Iñaki Otxoa de Olza, que hace dos años dejó su vida y su esperanza a 7.400 metros de altura en el Annapurna. El iruindarra, gran amigo de Edurne Pasaban, murió aquejado de una lesión cerebral complicada por otra pulmonar. Este hecho conmocionó al mundo montañero. Ayer, Tolo Calafat falleció muy cerca.

Pese a que la muerte de Iñaki, por dramática y larga en el tiempo, causó gran revuelo, hay que remontarse a 2001 para ver la peor tragedia que ha sufrido el montañismo. Era octubre, los navarros Aritz Artienda, Javier Arkauz y César Nieto, junto a los guipuzcoanos Beñat Arrue e Iñaki Ayerza, murieron sepultados bajo un alud en el Pumori. Además, Pepe Garcés en el Dhaulagiri y Juan Leza se quedaron en las montañas. Un año antes, Félix Iñurrategi, hermano de Alberto Iñurrategi, perdió la vida mientras descendía del Gasherbrum II -8.035 metros-.

En 2002, Ginés Ruiz Fernández fue encontrado cerca del Himalaya. Al año siguiente, José Antonio Antón, en el Gasherbrum I; Manel de la Matta, en el K-2, y el guipuzcoano Xabier Ormazabal, en el Cho Oyu. Todos ellos murieron en el descenso. El navarro David Ariz falleció en el Drifica paquistaní.

En 2007, Guillermo Mateo Yeste, en el Ana Dablam; Santiago Sagaste y el navarro Ricardo Valencia, en el Dhaulagiri, e Iñigo Pineda, en el Kanchenjunga. Alpinistas que también perdieron la vida tras hollar la cumbre.

Un año después, Rafa Guillén, en el Dhaulagiri; y Otxoa de Olza perecían. En 2009, Luis Barbero y Óscar Pérez murieron en Gasherbrum II y Latok II, respectivamente. Ahora, Calafat se suma a la negra leyenda.