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La ola de Ka ku

Tras ganar la Bandera de La Concha, Kaiku ha doblado el número de bogadores de la Escuela Municipal de Remo de Sestao.

La ola de Ka ku

BAJO un cielo cubierto de nubes que descargan agua ininterrumpidamente, una cuadrilla de jóvenes cambian la mochila de los libros por la bolsa de deporte. Se dirigen al polideportivo de La Benedicta de Sestao para entrenar, aunque no es el mejor día. La temperatura no sobrepasa los diez grados y el viento les golpea en la cara. Sin embargo, las palas de Kaiku esperan ser impulsadas.

Desde el triunfo de la embarcación de Sestao en la Bandera de La Concha la plantilla de jóvenes promesas de la Escuela Municipal de Remo se ha visto duplicada. Muchos chavales han caído en la tentación de sentarse en las embarcaciones y remar para conseguir la victoria de este club, nacido por iniciativa de Kepa Barrondo y Garay en 1923 junto al río Galindo. Desde 1929, cientos de remeros han defendido en las competiciones este nombre que tiene como distintivo los colores negro y verde. Hoy, la nave sestaoarra vuelve a ganar velocidad con nuevas promesas. Los entrenadores de todos ellos son José Manuel Crespo y Andoni Galván. En su opinión, este crecimiento no es sólo debido al éxito en la Bandera de La Concha, sino a la gran temporada realizada. Aunque quizá lo fundamental sean las campañas de captación que se realizaron el año pasado por los colegios e institutos. En el mismo horario de gimnasia les explicaron las pautas de este deporte e, incluso, tuvieron la oportunidad de manejar los aparatos que se utilizan en la escuela. Así, el pasado año guiaron a un grupo de veinte chicos a la hora de hacer competición y hoy llegan a cuarenta. Por norma han establecido que los jóvenes que se animen deben tener entre 12 y 17 años, lo que engloba las categorías de alevín, infantil y cadete. Asimismo, es obligatorio que todos ellos sepan nadar por motivos de seguridad. "Ahora mismo, los más pequeños entrenan dos o tres días por semana y los mayores, sobre cuatro o cinco", explica Crespo mientras les observa ejercitarse. Muchos de ellos no habían practicado remo antes. "Lo ideal es que vengan preparados, pero nadie con 12 ó 13 años lo está, por eso estamos abiertos a todo. Cada uno va a llevar su ritmo y su recorrido y todo ello dependerá de su esfuerzo", aclara. Este deporte exige un gran trabajo, con lo que a ambos entrenadores se les hace complicado que lo vean como algo divertido. "Esto requiere un gran esfuerzo físico. Parece que remar es fácil, pero no lo es. Intentamos que sientan este deporte y entiendan toda la labor", asegura Crespo. Muchos no esperaban unos entrenamientos tan duros, pero saben que es necesario, ya que a la hora de competir su corazón tendrá que soportar el esfuerzo requerido. Por otro lado, algunos jóvenes muestran un porte natural y no les cuesta aplicarse. "Es evidente que hay otros que tienen una capacidad menor y les cuesta más arrancar. Sin embargo, lo importante es que se arropen unos a otros".

Tanto Galván como Crespo tienen claro que los jóvenes deben de aprender a tener un orden y una filosofía de equipo muy arraigada. "Andoni y yo llevamos 30 años juntos haciendo deporte y, al margen de haber logrado éxitos individuales, tenemos muy presente que deben tener un comportamiento de grupo". Por ello, a aquellos que poseen una mayor capacidad innata les inculcan que son los que más tienen que aportar. Hasta el momento llevan correctamente la labor grupal. Son conscientes de que todos ellos tienen la misma meta y que si reman todos a la vez, será más factible alcanzarla. Felices y muy satisfechos con el aumento de remeros, esperan que ese crecimiento no cese. "Siempre esperamos que esta situación continúe, aunque no sabemos si será bueno para la organización. Ahora mismo, con cuarenta chavales, ya tenemos mucha ocupación para atenderles y organizarles. Si vuelven a incrementarse las solicitudes nos tendremos que ajustar", esclarece Crespo.

Dada la próspera situación que vive el club en estos momentos, uno de sus objetivos principales es potenciar la cantera. "Deseamos fortalecernos y dejar de fichar tanto a remeros de aquí y de allá", argumentan ambos entrenadores mientras recuerdan sus comienzos. Galván y Crespo empezaron en Kaiku en las temporadas del 78, 79 y 80, años en los que el club ganó la Bandera de La Concha, el Campeonato de España de traineras y la Bandera de Santander. "Fuimos las primeras generaciones de remeros de la cantera de la anterior etapa de Kaiku", recuerdan. Ahora, la principal meta de la embarcación sestaoarra es volver a formar un equipo como el de aquellos años en los que Kaiku vuelva a ser el amo para bogar.