KUKULLAGA ETXEBARRI Silvia (3), Itxso (1), Olatz (4), Enara (2), Etxabe (6), Mujika (2), Marta (7), Nuria (3), Blanca (1), June (7), Izaskun, Corral, Hernández y Cherino.

OVIEDO Sánchez (6), Cañón (5), Estrada (1), García (1), Martínez (2), García Martínez (2), Díaz (3), Álvarez (1), Iglesias, Jimeno, Morán, Raquel y Díaz.

Parciales 3-3, 3-6, 4-8, 9-12, 11-13, 16-15 (al descanso); 19-17, 22-19, 25-20, 28-20, 33-21, 36-21.

Árbitro Pascual y Lanero excluyeron a Itxaso, Etxabe, García y Raquel.

BILBAO. El Kukullaga Etxebarri ganó, no sin problemas, al Oviedo en territorio vizcaino por un claro 36-21. Las jugadoras etxebarritarras tuvieron un duelo con dos partes bien diferenciadas: en la primera, sufrieron una pequeña pájara que casi les cuesta el duelo; en la segunda, las vascas se centraron en defensa y juntaron filas en la basculación, lo cual les posibilitó explotar el contraataque y finiquitar las opciones asturianas.

Al iniciar el duelo, las jugadoras vizcainas acusaron una gran somnolencia. Empezaron dormidas. Mecidas en un sueño las asturianas aprovecharon sus posibilidades. Las jugadoras ovetenses se acogieron a la torrija local para penetrar en la zaga y poner tierra de por medio en el luminoso. Mientras la defensa etxebarritarra estaba completamente descentrada, el ataque tampoco carburaba. Las incursiones vizcainas se estampaban en un muro. El estado onírico en el que iniciaron el duelo las etxebarritarras empezó a convertirse en una pesadilla cuando las ovetenses se distanciaban en tres tantos a los 20 minutos de juego.

Entonces llegó la reacción. Las vascas se desperezaron a toda velocidad, juntaron líneas y se pusieron las pilas. Forjaron una defensa centrada y se afianzaron en el ataque. Y, mientras la portería funcionaba, el Etxebarri forjó su futuro a base de contrataques. En diez minutos dieron el volquete al resultado y, tras la reanudación, aplastaron al Oviedo sin piedad. Sin miramiento ninguno atropellaron las esperanzas asturianas. De esta manera, las jugadoras naranjas demostraron ser capaces de ganar a cualquiera si mantienen una aptitud y una tensión constante durante los 60 minutos de juego.