No deja de ser curioso, aunque sí demostrativo de una mentalidad posesiva y excluyente, que el diario El Mundo, al informar sobre las negociaciones del PNV para la investidura de Sánchez describa las transferencias pendientes y el posible acuerdo sobre Seguridad Social, Cercanías, Puertos y Aeropuertos, Litoral y Costas, homologación de títulos llamándolas “cesiones”. Y como las palabras no son neutras éstas describen bien una mentalidad centralista, muy española, donde la soberanía reside en ese ente abstracto llamado Madrid que en resumen es la españolidad más cerril y militante. “Yo te devuelvo lo tuyo si me da la gana y como graciosa concesión” nos dicen. Cuarenta y cuatro años después de aprobado en referéndum el estatuto de Gernika, ley Orgánica de obligado cumplimiento, todavía tenemos que besar la mano de quien nos va a conceder algunas de nuestras propiedades vía cesiones dadivosas y coyunturales.

No es de ahora. Los diputados del PNV que tuvieron a su cargo discutir las enmiendas constitucionales en 1978 tuvieron un problema de fondo. Sus interlocutores no sabían nada de historia foral. Guerra y Abril Martorell eran dos zotes con mucho poder y en sus manos estaba la decisión política de aquel texto. Lo de ellos, sin matices, era la unidad de España. Solo habían llegado en su bachiller hasta finales del siglo XVIII y se movían por tópicos. Los Fueros eran un simple privilegio y aquel poder originario, una simple carlistada. Han pasado cuatro décadas y la situación no ha mejorado. Escucharle a Núñez Feijóo hablar en su fallida Investidura de Dios y de la Ley Vieja fue lamentable, siendo fundamental que, ante esta nueva etapa que se abre como oportunidad, el que, y en plena discusión constitucional en el Congreso las potencialidades de aquella batalla y que están ahí, comiencen a dar juego. Pero para eso conviene recordar lo mínimo ante un Madrid político que es un monstruo con una boca insaciable. Borra el pensamiento, la cultura histórica y se lo traga todo.

Bajo el Árbol en 1978

Retomando esta tradición, y tras aquellas elecciones de junio de 1977 y del primer Alderdi Eguna, desde el Euzkadi Buru Batzar de aquel PNV que salió de la clandestinidad quisimos recordar esta fecha y nos fuimos a Gernika, en plena discusión constitucional en el Congreso y el 9 de julio de 1978. Allí nos plantamos, (la foto es de ese día) para, bajo el Árbol, protestar por aquella abolición foral. ¡Qué cosas hacíamos!

Los cuatro consejos regionales del Euzkadi Buru Batzar del PNV; de Nabarra, Gipuzkoa, Araba y Bizkaia, en sesión extraordinaria, tratamos de dar realce a una fecha histórica: la del 25 de octubre de 1839, en que, por primera vez, las regiones vascas se vieron sometidas a la unidad constitucional del Estado. Era la percha de nuestra negociación en ese momento en el Congreso: la reintegración foral plena.

D. Manuel de Irujo, presidente de la Asamblea de Parlamentarios vascos, inició el acto recordando la ley de 1839 y poniendo de relieve que, precisamente en ella, por primera vez se mencionó conjuntamente a las cuatro regiones tradicionales vascas. Nabarra acabó negociando la Ley paccionada y una serie de contratiempos históricos produjeron un hecho del que en cierto modo dijo, “tenemos que sentirnos culpables: los vascos nos dividimos”.

El entonces presidente del Euzkadi Buru Batzar, Carlos Garaikoetxea, dio lectura al manifiesto siguiente: “Al cumplirse el 139 aniversario de la ley de 25 de octubre de 1839, que significó el despojo violento de las libertades del Pueblo Vasco, el Euzkadi Buru Batzar del Partido Nacionalista Vasco ha querido reunirse a la sombra del Árbol de Gernika, símbolo de nuestras libertades, para dedicar una jornada de trabajo y reflexión en torno a los problemas que aquejan a nuestro pueblo.

Aquella privación injusta de nuestras potestades originarias provocó una reacción permanente en los vascos, que a lo largo de los últimos 140 años no han cesado en su reclamación de la soberanía perdida por cada uno de sus territorios.

Pero desde que Sabino Arana fundara el Partido Nacionalista Vasco, a la invocación de estos títulos históricos se ha sumado otra razón fundamental que sería de por sí suficiente para justificar nuestra lucha. El sentimiento nacional solidario de todos los vascos, y su convicción de que, por constituir una nación, tienen derecho a disponer de sus propios destinos.

Nuestra causa, hoy como ayer, está sometida a toda clase de obstáculos, y es combatida de forma tenaz y desleal.

Cuando ha cabido el despojo violento y la oportunidad bélica ese ha sido el procedimiento empleado. En circunstancias normales el Poder Central y sus aliados en el país han manejado armas más sutiles:

  • Cuando reclamábamos la reintegración de nuestro poder foral, trataban de desacreditar tal objetivo denunciando el arcaísmo de nuestras instituciones y sus connotaciones de Viejo Régimen, ignorando la capacidad y voluntad de los vascos para actualizar sus instituciones.
  • Cuando hemos invocado un Poder Político para todo el Pueblo Vasco, ese mismo enemigo ha vuelto sus ojos nostálgicos y aparentemente entusiastas a los viejos fueros, inmovilizados en sus mugas provinciales, en un intento desesperado de dividirnos. Basta recordar a los integristas de hace cuarenta años y a sus seguidores de hoy.
  • Allá donde la agresión cultural y su principal consecuencia, el desarraigo del idioma han llegado a sus últimas consecuencias han intentado arrancar la propia conciencia de pertenecer a la comunidad vasca fomentando incluso enfrentamientos fratricidas. Sirva de ejemplo la actuación de UCD y sus adláteres en Navarra, hostigando a los navarros meridionales contra sus hermanos vascófonos.

Estas y otras argucias que sería largo enumerar, cuando no la violencia, han sido las armas permanentes empleadas contra nuestro pueblo. Pero nada de ello ha impedido que hoy, 25 de octubre de 1978, se alce con mayor energía que nunca el doble fundamento de nuestro grito de libertad”.

Y tras analizar el momento que se vivía, concluía: “Ante este estado de cosas, el Partido Nacionalista Vasco proclama hoy, cuando se cumplen 139 años de la ley que estableció unilateralmente la unidad constitucional del Estado, que no cesará en su lucha por la libertad de Euzkadi, solución previa e indispensable para el logro de una Sociedad Vasca, dueña de sus destinos, progresiva y desde su propia libertad y soberanía, solidaria con todos los pueblos”.

Manuel de Irujo, para cerrar el acto, aludió en breves palabras que aquel texto había sido elaborado con sangre y lágrimas y que todos debían aportar la recia voluntad para conseguir la libertad de Euzkadi.

Los presentes entonamos el Euzko Abendaren Ereserkia y después, bajo el Árbol de Gernika, el Gernikako Arbola.

En apoyo de los Fueros en las Cortes Lo curioso e increíble hoy fue que diputados por Araba, Gipuzkoa, Nabarra y Bizkaia elevaron al presidente del Congreso, Fernando Álvarez Miranda, durante el pleno de la Cámara, un escrito de reafirmación de los derechos e instituciones históricas de los cuatro territorios y de sus aspiraciones de autogobierno. Hoy me da que sería impensable algo parecido pero es bueno recordarlo como antecedente. ¿Por qué no?

Aquel presidente del Congreso, Fernando Alvarez de Miranda, atendiendo a que ese día se cumplía el 139 aniversario de la ley que conculcó los fueros de las cuatro regiones, dio lectura a la Cámara de éste documento.

“Conmemorándose en el día de hoy el 139 aniversario de la ley de 25 de octubre de 1839, de tan funestas consecuencias para los regímenes forales de Álava, Gipuzkoa, Navarra y Bizkaia, los diputados representantes de dichas regiones manifiestan:

  • Su total repulsa por aquella ley que conculcó de forma unilateral el régimen foral propio de los cuatro territorios históricos citados.
  • La firme determinación de Álava, Gipuzkoa, Navarra y Bizkaia de recuperar en plenitud sus derechos e instituciones históricas.
  • Su convencimiento de que la nueva Constitución reconocerá en forma adecuada las justas aspiraciones de autogobierno de las regiones que los abajo firmantes representan’’.

Recuerdo esto para que todos esos jurásicos del PP, Vox y bastantes del PSOE lo tengan en cuenta en el caso de que se abra de verdad una nueva etapa, porque para ellos la soberanía reside en el pueblo español y no en el pueblo vasco. Y es que esa es la madre del cordero y la madre de todas las batallas. Porque si, como le decía Luis a su hermano Sabino, “si somos españoles, ¿para qué reivindicar nada? Y, si no lo somos, ¿por qué no dejar de hacerlo en cada momento?”.

Volvamos pues a este debate tan incómodo para los buenos españoles y que no es otro que recordarles que estamos metidos ahí de hoz y coz en base a una traición y a un mentiroso decreto que nos metió los gobernadores civiles, la justicia única, la demarcación en provincias, el servicio militar obligatorio y el pago de impuestos, hecho ley por aquel “sin perjuicio” que fue nuestra ruina.

Releamos a Sabino, a Aguirre, a Landaburu, a Arzalluz, a Federico Zabala, a Goyo Monreal, a Uria, a Mitxel Unzueta y a Irujo y sigamos con nuestro ñaca, ñaca, raca, raca, de la matraca. ¡A ver si se enteran!