SOMOS un pueblo pequeño que habita en dos estados diferentes, la mayor parte en España y la menor, en Francia. Afortunadamente, el Estado español acepta las nacionalidades en su seno, mientras el Estado francés es jacobino y solamente se ha abierto a una posible autonomía a Córcega hace poco. Macron acaba de anunciarlo en una visita a la isla. Antes hubo muchas negociaciones sin fin y, ahora, ha dado un plazo de seis meses para que presenten los corsos en París un proyecto de autonomía. Y ya ha anunciado sus líneas rojas: “No será una autonomía contra el Estado ni una autonomía sin el Estado”. Así y todo, nada de esto para Iparralde. Menos aún para un Estado Vasco que aúne Euskadi, Nafarroa e Iparralde.
Constatada esta innegable realidad, la imposibilidad, durante los próximos años y décadas, de crear un estado vasco de la unión de los actuales enclaves territoriales de Vasconia, necesitamos otro objetivo para nuestro pueblo. La lógica y la sensatez exigen preguntarse qué hay que hacer, cuál debe de ser el mecanismo, o los mecanismos, que conlleven que la nación vasca, como tal nación sin estado, no se diluya en el concierto de las naciones con estado.
Con este objetivo de fondo, redacto las siguientes reflexiones a la consideración crítica de mis conciudadanos, que iré presentando en las páginas de los diarios del Grupo Noticias a lo largo de varias semanas.
Voy a trabajar en esta entrada con los datos del Sociómetro vasco nº 80 de mayo de 2023. En base a estas cuestiones: de entrada, cuáles son, según los vascos encuestados, nuestros tres principales problemas. A continuación, me detendré en el grado de satisfacción con la vida que llevan y, en tercer lugar, hasta qué punto tienen confianza en el futuro.
Los principales problemas en Vasconia
Preguntados los miembros de la sociedad vasca, Euskal Herria, cuáles son, en su opinión, nuestros tres problemas más importantes, encontramos este ránking:
Problemas ligados al mercado de trabajo, lo señala el 56 % de los encuestados. // Sanidad, Osakidetza, Seguridad Social, salud: 27 %. // Vivienda: 25%. // Problemas económicos: 23%. // Situación política, políticos/as y conflicto político: 15%. // Delincuencia, inseguridad ciudadana: 15%. // Funcionamiento y cobertura de los servicios públicos, ayudas: 10%.
Obsérvese que los encuestados señalan, en primerísimo lugar, los problemas ligados al mercado del trabajo. En segundo lugar, la sanidad, Osakidetza y la Seguridad y, pisándoles los talones, los problemas económicos y la vivienda. En tercer lugar, lo político y los políticos y la inseguridad ciudadana. Así y todo, el 15% señalan, quedando en último lugar, los servicios públicos y las ayudas.
Los demás problemas no alcanzan al 10% de los ciudadanos, teniendo en cuenta que podían señalar, espontáneamente, hasta tres problemas cada uno de los encuestados. Señalo unos pocos: Educación, 7%; Inmigración y problemas relacionados con ella, racismo, 7%; Problemas relacionados con la situación lingüística, 3%; las pensiones, 3%. Y solamente el 1% de la población encuestada señala los siguientes problemas: Desigualdad entre mujeres y hombres; Corrupción y fraude; Crisis energética, dependencia energética, precios energía; Turismo, gestión del turismo; Situación internacional: crisis internacional, las guerras, etc.
¿Qué decir? Es claro que a los vascos (como a otras poblaciones) les preocupa más lo que atañe a su vida cotidiana, y mucho menos, los grandes problemas, racismo, la crisis energética, desigualdades hombre y mujeres, la corrupción, etc., aunque a menudo son las cuestiones que sobresalen en los medios de comunicación. Nada de extraño, pero conviene tenerlo en cuenta.
Segmentados por sexo, clase social y por edad, apenas hay diferencias y algunas de las que hay son perfectamente explicables. Por ejemplo, que los que tienen 65 y más años sean los que en menor grado señalen al trabajo como uno de los principales problemas. Pero es significativo que los más jóvenes y los de más edad señalen en la misma proporción (15%) la delincuencia y la inseguridad ciudadana. Indicador donde los haya de que la inseguridad no es un problema principal en nuestro pueblo, aunque un 15% tampoco es una cifra baladí.
Segmentados los datos por opciones políticas, lo primero y principal a decir es que no hay diferencias significativas entre los próximos a unos y otros partidos. Quizá señalar que los votantes (en las generales de 2019) al PP destacan, por reseñar, menos que los demás, los problemas asociados a Sanidad, Osakidetza, Seguridad Social, a los Problemas económicos y a la delincuencia e inseguridad ciudadana. Y, más que los demás, a la situación política, políticos/as y conflicto político. También quiero subrayar que los que no contestan a su filiación política, adoptan el mismo ránking que el conjunto de los encuestados. Luego, no constituyen un colectivo aparte. Y son 615 encuestados sobre los 3.030 del conjunto poblacional, algo más del 20% de la población. Cuestión a la que hemos de volver.
Satisfacción con la vida que llevan
El 80% de los ciudadanos vascos están muy (27%) o bastante (53%) satisfechos con la vida que llevan. Y solamente el 2% nada satisfechos, uno de cada cincuenta. Es un dato mayor: cuatro de cada cinco vascos (y navarros) están satisfechos con su vida. Asimismo, lo es que el nivel de satisfacción en la vida sea, prácticamente idéntico, en los estudiantes como en los jubilados. En realidad, ni el territorio donde vivan, el sexo, la edad, y la situación laboral discriminan. Tampoco discriminan el conocimiento del euskera, la escala izquierda/derecha, el nivel de abertzalismo ni el voto político, aunque destacan, ligeramente al alza, los votantes al PNV y a EHBildu. Por su mayor asentamiento en la mayoría nacionalista de Euskal Herria, pienso yo.
Por el contrario, discrimina nítidamente la clase social: los que se sitúan en la clase social baja son quienes señalan un menor grado su nivel de satisfacción vital. Discrimina también el lugar donde han nacido: el 84% de los nacidos en CAPV y en Nafarroa se dicen felices, el 75 % de los que han nacido en el Estado Español, y el 62% de los que han nacido en el extranjero. De nuevo, sugiero, por su mayor arraigo en Vasconia.
Confianza personal en el futuro
El 52% de los vascos encuestados manifiestan tener mucha (17%) o bastante (35%) confianza en el futuro. Para ser completo señalemos que el 38% poca confianza y el 8% nula confianza en el futuro. En este punto la sociedad vasca se divide en dos: la mitad con confianza en el futuro y la otra mitad sin confianza.
No hay diferencias significativas en razón del sexo, del Territorio Histórico en el que habitan, ni en su lugar de nacimiento. Tampoco discrimina su auto posicionamiento en la escala izquierda vs. derecha. Pero si discriminan otras variables.
Así la edad: los más jóvenes ven mejor el futuro que las personas de más edad, de 46 años en adelante. También discrimina su situación laboral: los que están trabajando o estudiando ven mejor su futuro que los que están en paro, trabajan en sus labores y los jubilados. La clase social es otro factor discriminador: el 64% entre los que se sitúan en la clase social alta ven bien el futuro, 59% quienes, en la clase media, y el 42% en la clase social baja.
Anotemos también que los que dominan el euskera ven mejor el futuro que los que no lo conocen. Algo similar en la escala de abertzalismo: los que en mayor grado se sienten abertzales ven el futuro más halagüeño que los que se sienten “más o menos” abertzales y, sobre todo, que los que no se sienten abertzales. Yo veo estos datos como un espejo claro de la idiosincrasia de la sociedad, leída como pueblo vasco.
Por último, el voto político también discrimina, si nos quedamos en la idea de la sociedad vasca (y navarra) y no en la del pueblo vasco. Los votantes al PNV, al PSE-EE, a EH Bildu y al PP se sitúan en un puño, con el PNV el PSE-EE a la cabeza, pocos codos por encima de EHBildu y del PP, quedando muy descolgados los votantes a Elkarrekin Podemos.
Resumamos estos datos de cómo ven los encuestados el futuro. La mitad lo ven positivamente y la otra mitad negativamente. Destacan en la positividad los más jóvenes (45 y menos años de edad); los que trabajan y los que están estudiando; los de clase social alta; los que dominan el euskera; los que se sienten más abertzales y, sin mayor diferencia en el voto político, excepto los de Elkarrekin Podemos, que dicen tener menor confianza en el futuro.
Anunciando una comparativa con Francia
El estudio anual “Fracturas francesas 2023” (de octubre de 2023) nos muestra un país donde el declive, la ira y la atracción por la extrema derecha van en aumento. La undécima oleada de la encuesta anual, realizada por Ipsos-Sopra Steria, revela una creciente sensación de declive en todas las categorías de la población francesa. ¿Cabe decir lo mismo de la sociedad vasca de hoy? l
Catedrático Emérito de Sociología. Universidad de Deusto