N los gloriosos tiempos de González, Aznar y Zapatero se nos decía: "Sin violencia todo es posible" y cuando se planteaba el ejercicio del derecho de autodeterminación, palabra mágica que habíamos visto escritas en sus pancartas, la respuesta estaba acuñada: "Solo es para los pueblos colonizados". Ahora, tras la decisión de Sánchez respecto al Sáhara decisión solo conocida por el cuello de su camisa, ya ni eso. De la pancarta a la mayordomía real. ¡Pobre Txomin Aurrekoetxea, que soñó para los saharauis en un mundo mejor! Todo es pues, mentira tras mentira, lo mismo que las presuntas aventuras de un rey acosador según la fiscalía británica al que cuando señalábamos por su doble vida nos decían éramos desestabilizadores. Pues si, y mucho, ante la mentira de gobiernos, políticos y medios.

Marruecos celebraba el 15 de julio 2014 el Ramadán pero eso no fue óbice para que Felipe VI y su esposa visitaran en Rabat a un señor al que el rey Juan Carlos llamaba "sobrino" porque al parecer a su padre, Hassan II, le llamaba "hermano". Hay que suponer que Mohamed VI, debe ser el "querido primo'' de Felipe VI. No sé dónde queda el parentesco de la esposa de Mohamed, la princesa Lalla Salma con Letizia, a la que en Madrid llaman Reina. La machista Constitución española permite estas cosas tan ridículas porque si en lugar de ser varón el actual rey, hubiera sido mujer, ¿le llamarían al consorte, rey de España?. Pues no, pero en Marruecos una es princesa, y la otra es reina, es decir, nada.

El caso es que la pareja española estaba de gira visitando países vecinos tras su coronación vestido de militar en el Congreso. Le tocaba ese día Marruecos, que dicen que es vecino. Será por Ceuta y Melilla, dos enclaves tipo Trebiño en la costa marroquí y del que nunca se habla en estas "visitas de estado'' para que no se diga ni una palabra del Sáhara. Les faltaba visitar Francia, donde al ex presidente Sarkozy, en esos días, le habían procesado y hasta lo tuvieron 17 horas en comisaría, sin ningún aforamiento tramposo.

Al llegar al aeropuerto Salé-Rabat, al pie de la escalerilla le esperaba el rey Mohamed VI con aspecto de Kiko Rivera envuelto en una chilaba que parecía un albornoz de jubileta de Benidorm. No es una deferencia habitual pues estos señores son muy suyos. Y es que el rey interrumpía su ayuno por el Ramadán, aunque aquella noche se iba a desquitar con más de cuarenta platos al caer el día, rodeado de sus huéspedes y con más de trescientos invitados que rompieron el ayuno no solo con dátiles sino con el plato tradicional, la harira, una sopa espesa de legumbres, vegetales, fideos, trozos de carne y muchas especias, que despiertan el estómago más dormido.

El viaje, como todo este tipo de viajes cortesanos, no tuvo la menor importancia política. Protocolo, uniformes, trompetas, palabras vacías, calles del centro llenas de ciudadanos con banderitas llevados allí por diversas organizaciones gubernamentales como es habitual en todos los desplazamientos de Mohamed VI, y poco más. Entre lo poco noticioso la firma del acuerdo pesquero negociado durante meses con la Unión Europea y que tenía amarrados a 126 barcos españoles en sus puertos. Nosotros nos abstuvimos porque dicho acuerdo no contemplaba los derechos del Sáhara sobre el banco pesquero sahariano.

Sin embargo, durante la visita, en Melilla agentes policiales impidieron un nuevo salto frustrado de inmigrantes subsaharianos contra las vallas que rodean la ciudad autónoma. Ante ese hecho, el muy impresentable García Margallo solo habló de la magnífica colaboración existente entre los dos gobiernos y que el ministro del interior marroquí le había asegurado que su valla, la tercera en la zona, estaba prácticamente acabada. En relación sobre el candente asunto de las adopciones, que tenían a decenas de familias españolas en un ¡ay!, nada de nada, así como sobre un incidente con porteadores marroquíes en Ceuta. Eso sí, Felipe VI agradeció al jefe de gobierno de Marruecos, los "esfuerzos" para controlar las avalanchas de inmigrantes sin papeles. Como se ve, todo muy humanitario.

Aquel verano en Euzkadi, en Andalucía, en Madrid, en Valencia y en Catalunya, cientos de niños saharauis pasaron su verano en casas amigas tratando de paliar en algo las duras condiciones en las que viven durante todo el año estos chavales, pero mientras esto ocurre, Felipe VI que habló en su discurso de proclamación de querer una "monarquía íntegra y transparente" no mostraba el menor interés por un problema real al que su padre se había comprometido en tratar de resolver, aunque jamás hizo absolutamente nada.

El día 2 de noviembre del año 1975, el entonces príncipe y jefe de Estado en funciones, Juan Carlos de Borbón, visitó el Sáhara Occidental, entonces provincia española. Frente a las guarniciones españolas aseguró: "España mantendrá sus compromisos". Unos compromisos que incluían un referéndum para la población saharaui, para la elección entre la creación de un Sáhara independiente o incluido en Marruecos. Según el Tribunal de La Haya había fallado dos semanas antes, ante una solicitud del monarca marroquí Hassan II, el Sáhara no tenía lazos de soberanía con Marruecos ni con Mauritania. Definitivamente, por tanto, el Sáhara Occidental no era marroquí.

Se olvida lo que sucedió después: la Marcha Verde. El entonces monarca alauí, Hassan II, organizó una manifestación de 350.000 marroquíes que el día 6 de noviembre pisaba terreno español, el Sáhara Occidental, invadiéndolo ilegalmente y truncando un proceso de descolonización que todavía hoy sigue sin finalizar y del que el Estado español sigue siendo responsable ya que continúa siendo la potencia administradora, según reconocen hoy las Naciones Unidas. Es decir, es responsabilidad del Estado español el cerrar un proceso de descolonización al igual que hicieron el resto de potencias europeas en periodos anteriores.

El resto ya es conocido. El Sáhara Occidental fue entregado a sus vecinos, Marruecos y Mauritania, sin consultar a la población saharaui sobre su futuro. El Frente Polisario proclamaría en 1976 la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Entre estos poderes fácticos, cabe destacar a la monarquía española. Durante el reinado de Juan Carlos I siempre imperó una "gran amistad" entre las dos casas reales. Y todos los gobiernos, socialistas y populares, que han ido llegando a la Moncloa han dejado atrás sus promesas en la oposición y en campañas electorales de favorecer a los legítimos derechos de los saharauis, es decir, de cumplir con la legalidad internacional. Numerosas fueron las muestras en público de afecto entre Juan Carlos I y Hassan II o con su heredero, Mohamed VI. En una cumbre, engalanada con la mayor pompa posible, celebrada en Granada en el año 2010, la Unión Europea escenificó un trato preferente a Marruecos, un país donde la democracia brilla por su ausencia, saltándose todos sus principios y declaraciones a favor de los derechos humanos. ¿Cómo olvidar las múltiples acusaciones públicas que organizaciones de todo tipo y partidos políticos han hecho sobre el enriquecimiento personal y familiar que Juan Carlos I y otros dirigentes políticos han obtenido a través de las buenas relaciones con la monarquía alauí?

¿Y qué decir del PSOE y de Felipe González?. Se resume todo en una palabra. Traición. ¿La prueba?. Lo que les dijo en Tinduf el líder socialista el 14 de noviembre de 1976:

«Hemos querido estar aquí hoy, 14 de noviembre de 1976, para demostrar con nuestra presencia, nuestra repulsa y nuestra reprobación por el acuerdo de Madrid de 1975.

El Pueblo Saharaui va a vencer en su lucha. Va a vencer, no sólo porque tiene la razón, sino porque tiene la voluntad de luchar por su libertad. Quiero que sepáis que la mayor parte del pueblo español, lo más noble del pueblo español, es solidario con vuestra lucha.

Para nosotros no se trata ya del derecho de autodeterminación, sino de acompañaros en vuestra lucha hasta la victoria final. Como parte del pueblo español, sentimos vergüenza de que el Gobierno no haya sólo hecho una mala colonización sino una peor descolonización, entregándoos en manos de gobiernos reaccionarios como los de Marruecos y Mauritania. Pero debéis saber que nuestro pueblo también lucha con ese gobierno que dejó en manos, al pueblo saharaui, de gobiernos reaccionarios.

A medida que nuestro pueblo se acerca a la libertad, será mayor y más eficaz el apoyo que podamos prestar a vuestra lucha.

El partido está convencido de que el Frente Polisario es el guía recto hacia la Victoria Final del pueblo saharaui y está convencido también de que vuestra república independiente y democrática se consolidará sobre vuestro pueblo y podréis volver a vuestros hogares.

Sabemos que vuestra experiencia es la de haber recibido muchas promesas nunca cumplidas. Yo quiero, por consiguiente, no prometeros algo, sino comprometerme con la Historia. Nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final.»

Pedro Sánchez no ha hecho más que firmar la entrega saharaui a Marruecos. Como si a Ucrania la entregaran totalmente a Putin. Una vergüenza absoluta. * Diputado y Senador de EAJ-PNV (1985-2015)