URGE una primera cuestión. ¿Alguien cree en serio que el tándem Iriarte-Gorrotxategi serviría para reconstruir y construir la economía vasca tras la pandemia? ¿Serían capaces de retener capitales y empresas? ¿De atraer inversiones y de generar confianza en las instituciones europeas? ¿Saben (o se imaginan) que los capitales (y empresas) se pueden mover libremente por la Unión Europea? ¿Sabrían decirnos, por ejemplo, cuántos vascos están en estos momentos trabajando para empresas cuya sede se encuentra en Irlanda? En un país lleno de trabajadores públicos, incluidas ambas candidatas, ¿cómo se pagarían los salarios de estos? Una última pregunta, ¿cuántos de quienes hoy predican esa nueva economía de vuelta al sector primario están dispuestos a renunciar a sus puestos de trabajo (públicos o privados) y empuñar la azada?

Como primera providencia, para reconstruir lo destruido (y merezca la pena ser reconstruido) y establecer una nueva economía sostenible y menos vulnerable a los vaivenes de la Europa meridional, se necesitan recursos. Es decir, dinero. Para ello, han que seguir una serie de pasos de libro: favorecer la inversión (lo que supone, en primer lugar, no provocar que los inversores huyan en estampida). También se necesita generar recursos más allá de los impuestos para avanzar hacia esa economía sostenible. En este punto, la oposición de Podemos a la explotación de la reserva de gas de Armentia por vías tradicionales, suena a boicot más que a otra cosa. Sería bueno escuchar su opinión sobre la extracción de combustibles fósiles en Venezuela, México, Argentina€

La economía vasca tiene un tamaño lo suficientemente pequeño como para dejar de depender del "mercado" español, o reducir esa dependencia a la mínima expresión. Del mismo modo, el fondo Finkatuz (que debería ser ampliado) debía entrar no solo en el capital de empresas vascas sino en el de aquellas multinacionales de fuerte presencia en el país como Mercedes, Michelin, Brigdestone,€ Asimismo, urge la constitución de un fondo complementario de pensiones (como el que ya cuentan funcionarios, cooperativistas y trabajadores del metal de Gipuzkoa) ampliándolo a todos los sectores productivos y a los autónomos. Este fondo, asimismo, podría sumarse a Finkatuz. Curiosamente, "portavoces" de pensionistas (cercanos a Podemos y la Izquierda Abertzale) se han mostrado en contra de las EPSV (que no son necesariamente "planes privados") porque "no cohesionan". Es curioso: las instituciones pueden pedir créditos a bancos privados, pagando intereses, pero no puede incentivar el ahorro como ocurre en Noruega, Suecia, Alemania, Dinamarca, Holanda€ Probablemente, los "portavoces" de esos pensionistas concretos preferirán que los trabajadores se gasten el dinero en potes y, luego, todos igual de "jodidos" (así las concentraciones de Moyua seguirían bien cohesionadas hasta el día de juicio final).

El covid nos ha enseñado que debe reorganizarse la función pública en torno a tres pilares básicos: la Sanidad, la Asistencia Social y la Educación, racionalizando todo lo demás. Así, en Euskadi, la tasa es de 6,36 médicos y 7,6 enfermeras/ros por cada 1.000 habitantes (muy por encima de la media española. También está por encima de Suecia (5,4), Austria (5,14), Noruega (4,63), Dinamarca (4,46), de la media alemana, 4,2: es cierto que aquí los porcentajes varían según los lander). Dicen que hacen falta médicos de atención primaria (en la actualidad está en el 7,80 y debería llegar al 9,70) y enfermeros (en este caso, para acercarse a la ratio europea que es de 8,8). En los últimos seis años, la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) coloca a la vasca entre las de cabeza. En lo que no tiene rival es en los sueldos de los sanitarios vascos: están a la cabeza del Estado (según Adecco Healthcare). Paréntesis: La candidata Mendia saca a relucir la "cuestión identitaria" al hablar de Sanidad. No habla de los hospitales de campaña que montaron sus correligionarios (y los de la candidata Gorrotxategi) en Valencia, Asturias, Castilla la Mancha, Aragón, Extremadura. Eso sin mentar lo de Madrid, Andalucía, Murcia€ (que son territorios PP-C's). En Euskadi no hubo necesidad de poner en marcha este tipo de instalaciones. Es cierto que la asistencia sanitaria debe mejorar más si cabe. El candidato Urkullu habla de la contratación de 4.000 profesionales y compra de material de protección suficiente (y mantenerlo en la reserva) para no depender de las ocurrencias del PSOE-Podemos.

Por lo que refiere a la asistencia (aunque esto merecería un largo debate), centrémonos en las residencias de ancianos de Bizkaia: de 155 centros autorizados en el territorio, "solo" 48 se habrían visto afectadas. En la comarca en la que vivo, las residencias de Munitibar y Lekeitio no han tenido casos. Habrá que preguntarse el porqué. Si uno sigue la evolución de la pandemia en las residencias vascas se dará cuenta del esfuerzo y de la mejora experimentada en estos centros, con iniciativas de formación como las de la Fundación Matía de Donostia. Los pensionistas del MPB (afines a Podemos) ahora han iniciado una campaña contra la "privatización de las residencias" (sic). Parece que lo de la pensión mínima, ahora que están en el poder€ Tampoco hablan de la gestión de la pandemia por parte de los del mando único.

Parece claro que reconstrucción/construcción debe estar basada en la industria y en las tecnologías. Y todo ello basado en la sostenibilidad y en el respeto al medio ambiente. Aquí se presentan varias cuestiones. Primera e importante: hay que construir desde lo que ya tenemos, y, aunque parezca cuestión de Perogrullo, no destruir para empezar de cero, so pena de quedarnos sin nada. No podemos renunciar al gas de Armentia, ni al diésel de golpe y porrazo. El remedio, en este caso, sería mucho peor que la enfermedad. Surgen, por otro lado, dudas. Por ejemplo, ya han surgido protestas contra la extensión de los parques solares porque ocupan terrenos que, en un momento dado, podrían ocupar los agricultores. Seguro que aparecerán otros grupos contra los parques eólicos o de energía mareomotriz. Ya nos contará algo el bueno de Juantxo.

La actividad industrial debe ser, claro, competitiva, para evitar que ocurran cosas como la de la planta de Siemens-Gamesa. Los fondos europeos que toquen a Euskadi deberían ir dirigidos a la reindustrialización, pensando en nuevos proyectos. Lógicamente, esos fondos europeos deben ir acompañado de la inversión privada. Claro que, persiguiendo al empresariado, esto se complica bastante.

Resulta suicida dejar en manos de Iriarte-Gorrotxategi la reconstrucción de la economía vasca. Lo suyo no va más allá de la ocurrencia. ¡Una pena!