CELEBRAMOS el V Centenario de la primera vuelta al mundo, cuyo honor y gloria corresponde a Juan Sebastián Elkano. Y cuando analizamos eventos históricos nos encontramos con varios problemas. Primero la diferencia entre la historia oficial y la historia real. Segundo, la interpretación de los acontecimientos. Y tercero, la consideración de los eventos como entidad en sí mismos, aislándolos de la sociedad en la que ocurren.

Primer problema: todos los países tienen su historia oficial escrita por los vencedores y la historia real escrita por la vida misma, que normalmente no coincide con la anterior. La historia oficial sirve para crear adhesiones, fortalecer señas de identidad y crear sentimientos de pertenencia a grupos étnicos, religiosos, nacionales, políticos... mediante la mitificación de los acontecimientos. La objetividad no es lo importante. La historia real, por el contrario, es la objetividad por excelencia de los hechos, tantas veces enterrada y olvidada por el paso de los años y muchas veces en contradicción con los intereses imperantes en el momento.

Segundo problema: la intepretación de los acontecimientos supone que hoy no podemos juzgar los acontecimientos del año 1500 con la mentalidad de aquella época, de forma acrítica, como si el tiempo no hubiera pasado. Por el contrario, juzgaremos desde el punto de vista actual, analizando los hechos y las consecuencias posteriores de los mismos.

Tercer problema: considerar los eventos en sí mismos, de forma aespacial, como si tuvieran sentido por sí solos al margen de la sociedad en que se producen. Por ejemplo, en el año 1500, la fortuna de los monarcas era la del Estado y viceversa. No se diferenciaba entre la propiedad particular del monarca y la del erario público. Era necesario que se desarrollara la Hacienda Pública y se crearan los Bancos Centrales de los países para diferenciar la fortuna del rey de la del Estado, pero para que se hiciera faltaban aún siglos.

En ese modelo, todos los estados-monarcas querían incrementar su patrimonio particular anexionando territorios por conquista, descubrimiento, matrimonio o herencia, por lo que las desavenencias mercantiles y familiares terminaban en guerras. Asimismo, todas las expediciones de descubrimientos y conquistas se revestían oficialmente con razones altruistas y grandilocuentes que ocultaban las razones verdaderas de aumentar los patrimonios y riquezas de los promotores. Las expediciones del Descubrimiento de América y la expedición de Magallanes-Elkano tuvieron esas mismas motivaciones mercantiles.

La propiedad de las nuevas tierras descubiertas o por descubrir en el mundo se repartió así entre los monarcas portugués y español mediante el Tratado de Tordesillas de 7 de junio de 1494. Una línea imaginaria dividía la propiedad. Del Océano Atlántico hacia el oeste, para el monarca español; y hacia el este, para el monarca portugués.

Fernando Magallanes, súbdito del monarca portugués, creía como Cristóbal Colón que navegando hacia el oeste podían llegar a las islas de las especias.

En aquella época, se consideraba que el rey de Portugal era el más rico de la cristiandad gracias a las especias de oriente provenientes de la zona de que era propietario desde 1511. Y Magallanes propuso su proyecto de descubrir nuevas rutas hacia las islas de las especias al rey de Portugal, que lo desestimó porque ya tenía su ruta establecida. Esto llevó a Magallanes a ofrecer el proyecto al rey de España. quien finalmente lo aprobó y corrió con la mayor parte de la financiación de los gastos de la expedición comercial. Lo hizo junto con algunos particulares que aportaron el dinero para aparejar cinco naves, unos doscientos cuarenta hombres, bastimentos y equipo para una larga travesía, además de mercaderías y abalorios con los que captar a los nativos de las tierras que descubriesen.

En las Capitulaciones de Valladolid de 1518 se nombra a Magallanes almirante de la flota, gobernador y adelantado de todas las tierras que descubriese; además, se fijan los salarios y emolumentos del personal. Hoy día, esos títulos serían equivalentes a notario para dar fe de que las nuevas tierras pasaban a la propiedad de Carlos I de España (junto a su madre Juana) y V del Sacro Imperio Romano Germánico. Esta nueva situación convirtió a Magallanes en traidor respecto a su rey portugués, quien intentó de mil arteras maneras hacer fracasar el proyecto. Hoy día, por la misma conducta, Magallanes sería considerado como un ejecutivo VIP.

En agosto del año 1519 parte de Sanlúcar de Barrameda la expedición bajo el mando de Magallanes, siendo un miembro más de la misma Juan Sebastián Elkano. El objetivo es abrir una nueva ruta comercial con las islas de las especias por Occidente. Llevan la orden expresa del rey de España de no invadir zonas bajo el dominio portugués para no entrar en polémicas con el rey de Portugal que, a la sazón, andaba en tratos de uniones familiares con el rey de España.

Los detalles de las miserias, revueltas, muerte de Magallanes, elección de Elkano para comandar el retorno de la expedición, etc., son ampliamente conocidos. Y la población indígena de las nuevas tierras seguiría el desarrollo habitual de la época respecto a los países coloniales. Así, en Mactán, isla frente a las costas de la provincia filipina de Cebú, Magallanes había enviado un mensajero nativo para advertir al “reyezuelo” de que debía reconocer al rey de España como su señor y pagarle los tributos adecuados. El enfado de los nativos motivó una desigual batalla numérica en la que el propio Magallanes muere el 27 de abril de 1521. Y es de significar que, cuando deciden volver a casa desde Filipinas, Elkano ordena hacerlo por occidente porque los vientos del monzón de invierno de la época le favorecen, contraviniendo la orden del rey. La otra nave que volvió por Oriente nunca llegó a su destino. Elkano arribó a Sevilla con la nave Victoria en septiembre de 1522, junto con otros diecisiete marineros supervivientes, hambrientos, enfermos y exhaustos. Además de fama, Elkano quería obtener réditos económicos de la expedición, pero no recibió todo lo que deseaba. Carlos I le concedió una pensión anual de 500 ducados y la inclusión en su escudo de una esfera del mundo con la leyenda en latín Primus Circundedisti me (El primero que me circundaste). Por entonces, la ambición de poder y riqueza del rey de España no se conformó con nuevos territorios de ultramar, sino que a la sazón aspira a anexionar el Reyno de Navarra.

La conquista de Navarra por el reino de Castilla comenzó en 1134 y terminó en 1524. Durante estos años, Castilla fue minando el poder de Navarra por procedimientos varios hasta que con el Duque de Alba al mando de los tercios españoles, junto con la participación de ciertos jauntxos, consigue su objetivo en 1524. En años posteriores, la monarquía navarra, aliada a la francesa, tratará infructuosamente de recuperar su poderío.

La expedición comercial de Magallanes-Elkano comienza en 1519 y termina en 1522, años en los que el Duque de Alba trabaja en Euskal Herria conquistando Navarra. Hoy, se pretende olvidar el carácter comercial y mercantil que inspiró la expedición Magallanes-Elkano por otros fines más etéreos y espirituales, pero el objetivo era obtener el máximo beneficio en tierras y dinero para repartirlo entre los socios o accionistas, esto es, entre los propietarios del capital. En este caso, Carlos I y algunos particulares.

Coincide en estas fechas que se celebra en Irun el 500 aniversario de la batalla de San Marcial; en Getaria, el de la primera vuelta al mundo; pero también el 300 aniversario de la participación del ejército español en Gipuzkoa con ocasión del traslado aduanero de 1717 y la represión de la Matxinada de 1718. En las actividades programadas en esos lugares para celebrar tan sentidas efemérides, se pretende dar un colorido patriótico español en tierras vascas, donde se considera importante fortalecer ese sentimiento, y se hace intervenir a importantes oficiales del ejército de tierra y de la armada como si fuera un reflejo atávico del tiempo franquista, en el que no había celebración civil sin la participación activa de las fuerzas armadas. Pero es la conciencia ciudadana la que pone en valor la diferencia entre la historia oficial y la historia real de un pueblo.