MARIANO Rajoy dejó al PP en plena gresca interna, en caída libre, espantada de votantes, con cuatro candidatos dándose puñaladas traperas antes de las fotos de Colón y antes de pactar abiertamente con la extrema derecha española. De hecho, cuando lo dejó se fue a pasar la tarde tomando unos Macallan 12 y en su asiento le sustituyó nada menos que el bolso de marca de Soraya. Volvía a ser Registrador de la Propiedad. Primero en Santa Pola (Alicante) y, un mes después, así, como por arte de magia, en el Registro Nº 5 de los de Madrid.

Incluso cuando las circunstancias le eran más adversas, Rajoy logró que sus míticas y enigmáticas frases desviasen el foco de atención. Ejemplos como “un vaso es un vaso y un plato es un plato” o “los españoles son muy españoles y mucho españoles” desataron las bromas y el cachondeo en las redes sociales. Hay hasta quienes consideran que sus lapsus estaban preparados, como cortina de humo. Sea como fuere, ya antes de ser presidente del Gobierno español, Rajoy dejó un sinfín de curiosas, absurdas e inconexas expresiones por las que será recordado. Al menos, en el contexto del enfangado debate político, de vez en cuando, esbozábamos alguna sonrisa.

No tengo para olvidar cuando, en el debate de la moción de censura en su contra preguntó “¿ustedes piensan antes de hablar o hablan tras pensar?” o cuando, el pasado marzo, nos dejó boquiabiertos cuando soltó lo de “haré todo lo que pueda y un poco más de lo que pueda si es que eso es posible y haré todo lo posible e incluso lo imposible si también lo imposible es posible”. Tampoco queda para el olvido la de “ETA es una gran nación” (cuando quiso decir “ésta es una gran nación”, en referencia a España) o la célebre -conocida como la de la niña de Rajoy- cuando, durante una campaña electoral, no se le ocurrió mejor forma de reprochar a Zapatero la subida de impuestos con lo de “los chuches, nos suben hasta el IVA de los chuches”. Hablando de impuestos..., sin desperdicio la de “dije que bajaría los impuestos y los estoy subiendo”.

En la campaña electoral de 2015, Rajoy se convirtió en Pepe Isbert con una enrevesada sentencia: “Es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde”. Se refería a eso que “a veces conviene a unos y a veces no a unos, los otros, o al revés”, a que tiene que gobernar la lista más votada: “Es que no es lo mismo que gobierne uno que gobierne otro, no es lo mismo, dicho de otra forma, es muy distinto”.

En marzo de 2016, admitió por error lo que había hecho su Gobierno entre 2011 y 2015: “Lo que nosotros hemos hecho, cosa que no hizo usted, es engañar a la gente”, sostuvo dirigiéndose al candidato socialista, Pedro Sánchez (al mismo que en un debate televisado le dijo visiblemente enfadado: “Es una afirmación Ruíz, ruin y mezquina”).

Pese a las pocas veces que lo hizo, refiriéndose a la corrupción de su partido, también en 2016, manifestó “esto se acabó y aquí ya no se pasa por ninguna”, “todo lo que se refiere a mí y que figura allí y a los compañeros de partido que figuran ahí, no es cierto, salvo alguna cosa que han publicado los medios” (lo dijo con Angela Merkel a su lado) a raíz del escándalo de los papeles de Bárcenas... el del renombrado SMS de “Luis, sé fuerte” porque “tengo la costumbre de responder a los mensajes que me manda la gente y lo hago porque tienen mi teléfono”. A quien se lo echaba en cara en el Congreso, como Pablo Iglesias, le dijo sin pestañear el famoso y viral “todo su proyecto político se resume en una máxima: cuanto peor, mejor para todos; y cuanto peor para todos, mejor, mejor para mí el suyo beneficio político”. Aún hay quien intenta descifrar el enigma.

La formas de gestionar algunas crisis tampoco pasaron desapercibidas: Siendo aún ministro, y ante una auténtica tragedia medioambiental frente a las costas de Galiza por el naufragio del Prestige, se le ocurrieron cosas como: “Del Prestige salen unos pequeños hilitos, como de plastilina”. No contento con los hilitos, asentó sus teorías sobre el desastre en el litoral gallego en base a lo que le comentaba un primo suyo catedrático de no se qué al que ya citó en 2007 cuando cuestionaba el cambio climático diciendo que “el cambio climático en el mundo no podía convertirse en el gran problema mundial”. Y, ya puestos, “los temores sobre Fukushima son infundados e injustos”. A todo esto, la fuente de información seguía siendo su primo.

Tras el importante terremoto de Lorca (Murcia) dijo “lo más importante que se puede hacer por vosotros es lo que vosotros podáis hacer por vosotros” y, a las preguntas de la prensa se despachó con un habitual “no he dormido nada, no me pregunten demasiado”. Si ya nos centramos en la sequía, nos podemos encontrar con “esto es como el agua que cae del cielo sin que sepamos por qué” y si quisiéramos cuadrar el círculo, llegó a nombrar ministra de Medio Ambiente a Isabel García Tejerina, la que arreglaba el problema de la sequía “Poniendo una velita a la Virgen y rezando por que llueva”. Alucinante... Como diría Mariano, “a veces estamos pensando solo en lo material, y, a veces los seres humanos somos sobre todo personas”.

Tendríamos para largo pero, por ir acabando, cuando en su ciudad se cansaron de él le llegaron a declarar persona non grata y en posterior rueda de prensa le hicieron la primera pregunta sobre el particular, y contestó: “A ver... la segunda y tal”. Y es que Rajoy tenía más razón que un santo al afirmar que “ni a Hitler ni a Stalin les han nombrado personas non gratas en Pontevedra”. ¿Se imaginan? No me digan que no era un crack.

Como imagen de Marca España tampoco tenía desperdicio. A micrófono abierto, en una conversación con el premier británico David Cameron, se expresaba así: “It’s very dificult todo esto... It’s very complicated”. Y es que seguía sin descansar mucho... “Bueno, one hour”. Como colofón, también tuvo su propia versión del “¡Viva Honduras!”, esta vez en una visita a Perú en la que agradeció la colaboración al “gobierno cubano”. En realidad, quizá se lo estuviese diciendo a alguien que ni conocía, como a su “querido alcalde de Alicante, que así se llama, vas a ganar. Los proyectos de tus adversarios me parecen bastante mejorables, por no decir que son una basura”. Esto, lo dijo en la misma convención del Partido Popular en Valencia en la que aseguraba cosas como “portaos bien mañana con las enmiendas de mañana... Por cierto, además, la EPA de mañana es la que vamos a conocer en el día de mañana”. Y se despidió diciendo que “para mí ser presidente del Gobierno de mi país es la pera, me ha permitido hacer cosas en esta comunidad provincial como en Castellón. Su aeropuerto ahí está y es que, por las carreteras tienen que ir coches y de los aeropuertos tienen que salir aviones. Bien, provincial no es la Comunidad. Es autónoma. Es que no entiendo ni mi letra”. Insuperable.

El día anterior estuvo en Murcia (capital) y lo relató así: “Hemos estado en un campo de alcachofas y a mí me emociona” y las alcachofas “son autonómicas y no importadas de los cinco países del Sahel”. Dos días antes, viendo un partido de tenis en París (en el Roland Garros) junto al actual Borbón emérito, al que se refirió como “Juan Carlos II”. La cara de su director de gabinete, Jorge Moragas, era un poema. Alucinaba... Pero no acabó ahí la cosa y faltaba la frase del día: “Ahí está. Increíble. ¿Quién es ese?”. Instantes después, Nadal le estrechaba la mano. Tampoco es de olvidar cuando al hijo del citado emérito le llegó a citar como “Felipe séxtimo” en su primer aniversario como rey.

Pero, ¿cómo no vamos a echar en falta al de “si quieres grano, Aitor, te dejaré mi tractor”? Su sucesor tiene más que complicado igualar los logros en materia de humor de Mariano, pero cabe recordar que estamos hablando de Pedro Sánchez, el mismo que, en un vídeo, fue derrotado por un inanimado árbol. Como suena.... aunque el original es inimitable: “No es lo mismo que gobierne uno que gobierne otro, no es lo mismo, dicho de otra forma, es muy distinto”.