CUANDO una persona, una hazaña, una casa, una mascota, una transferencia cumple sus bodas de plata, 25 años, se suele celebrar. Por pedagogía institucional y política, por tratar de romper con el adanismo que vive este país, permítanme hacerlo y que celebre el cumpleaños ante el silencio de la efemérides y porque nadie ha dicho nada de una transferencia fundamental para la vida vasca. Me refiero a la del agua. Si no lo hacemos, seremos responsables de la ignorancia de nuestros hijos, que creerán que las cosas, como el maná, vienen del cielo. Y, sobre todo, si en Getxo no se inundan, si en la Ría puede haber un ocio náutico, si el abastecimiento y saneamiento está asegurado, que no crean que eso procede de la larga visión estratégica de grupos que hicieron de la imposición y el no su santo y seña. Viene de estar donde hay que estar y con las ideas claras.

Cuando oigo que el Grupo Vasco ha estado en Madrid “cambiando cromos”, sonrío, porque me doy cuenta de que o haces esto o no logras absolutamente nada. Algunos han elegido el todo o nada y se han quedado sin nada. Nosotros decidimos ir, trabajar como hormiguitas, estar ojo avizor y esperar el momento adecuado para lograr lo mejor para Euskadi.

El Grupo Vasco, en ese mal llamado “cambio de cromos” que no es otra cosa que negociar en política, logró hace ahora 25 años un gran pacto con el recientemente fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro de Presidencia y portavoz del Gobierno, validado por el presidente de Gobierno, Felipe González, el ministro de Administraciones Públicas, Jerónimo Saavedra, y el ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, Josep Borrell. Y gracias a haber estado ahí, en el momento oportuno y con las ideas claras, el PNV y la administración socialista acordaron la transferencia de la competencia “de aguas” a la Comunidad Autónoma del País Vasco a cambio de que el Grupo Vasco presidiese la Comisión de Investigación de Mariano Rubio, ex gobernador del Banco de España.

El pasado 31 de mayo de 2019, a las 16.30 horas, se cumplieron 25 años del traspaso de la competencia “de aguas” del Estado a la Comunidad Autónoma Vasca. Aquella tarde se reunió la Comisión Mixta de Transferencias Administración del Estado-Comunidad Autónoma del País Vasco y el segundo punto del orden del día fue: “Aprobación del Acuerdo de traspaso en materia de recursos y aprovechamientos hidráulicos”. Se hizo efectiva la transferencia de medios y servicios en materia de recursos y aprovechamientos hidráulicos de la CAPV el 1 de julio de 1994, tras el tiempo necesario para poder realizar las gestiones de personal y adecuación de oficinas que permitiesen hacerla ordenadamente.

El Gobierno vasco había iniciado en 1980 el proceso negociador de la transferencia de medios y servicios en materia hidráulica. Los departamentos sectoriales que participaron en la misma estuvieron dirigidos por Xabier Lasagabaster (Departamento de Política Territorial y Obras Públicas); Cástor Gárate (Departamento de Política Territorial, Transporte y Turismo); José Ramón Estomba (Política Territorial y Transportes); Enrique Antolín (Transportes y Obras Públicas) y Josu Bergara (Departamento de Política Territorial y Transportes).

La aprobación de la Ley de Aguas de 1986 supuso un retraso importante en el proceso negociador como consecuencia de la interposición por parte del Gobierno vasco de un Recurso de Inconstitucionalidad a la Ley de regulación de aguas, en noviembre de 1985, y un conflicto de competencias relativo al dominio público hidráulico, en septiembre de 1986.

La transferencia en materia hidráulica en las otras 16 Comunidades Autónomas se había realizado con anterioridad a 1988. Solo faltaba la de la CAPV, para la que fue necesario un trabajo ininterrumpido de 14 años (1980-1994).

¿Qué competencias obtuvimos para Euskadi con esta transferencia? Pues dos apartados muy importantes: por un lado, la planificación y gestión de los recursos hidráulicos que discurren íntegramente por el territorio de la Comunidad Autónoma, denominadas “Cuencas Intracomunitarias”, las cuales representan el 25% del territorio de la Comunidad (Bizkaia: Artibai, Lea, Oka, Estepona, Butroi, Gobela, Asua, Galindo y Barbadún; Gipuzkoa: Oiartzun, Urola y Deba). Por otro, la Encomienda de gestión de los ríos que no discurren íntegramente por la Comunidad, las “Cuencas Intercomunitarias”. Y esto, ¿para qué? Pues para posibilitar un tratamiento uniforme y adecuado de los usos y conservación de recursos a su paso por la CAPV. Estas cuencas representan el 75% del territorio de la Comunidad (Araba: Omecillo, Baias, Zadorra, Inglares, Araia, Ega y Errioxa; Bizkaia: Nerbioi-Ibaizabal, Kadagua, Agüera y Karrantza, Gipuzkoa: Oria, Urumea y Bidasoa, siendo ésta, además, “Cuenca Internacional”).

Y esto no fue todo, pues logramos un acuerdo de colaboración entre el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente y el Departamento de Transportes y Obras Públicas de la Comunidad Autónoma del País Vasco en materia de Obras Hidráulicas valorado en 36.000 millones de pesetas para la realización de seis Obras de Interés general (Estación Depuradora del Alto Nervión, Presa de Erbi, Depuración y vertido de la Ría de Gernika, Depuración y vertido de San Sebastian-Pasajes y Presa de Ibiur).

Además de las personas que he citado anteriormente, en aquel equipo negociador se encontraban Xabier Balza, viceconsejero de Régimen Jurídico y Desarrollo Autonómico; Mikel Legarda, director de Desarrollo Autonómico; y Jon Velasco, director de Transferencias, Manolo Fernández, jefe de Infraestructuras Hidráulicas y quien esto escribe.

Han pasado 25 años. Hace once, se creó la Agencia Vasca del Agua, órgano que vela por la correcta gestión de este recurso. Falta aún que se lleve a cabo una de las obras acordadas como de interés general, el saneamiento del Alto Nervión, del que recientemente el Gobierno central ha aprobado licitar la red de colectores estando pendiente aún la aprobación y licitación de las dos estaciones depuradoras que conforman este sistema de saneamiento. Confiemos en que no sea necesario esperar otros 25 años para poder decir que se ha cumplido lo acordado aquel 31 de mayo de 1994 en el Ministerio de Administraciones Públicas. Y espero que las generaciones futuras entiendan la importancia de actuaciones de este tipo.