AUNQUE sean merecidas las críticas al actual Gobierno vasco en su intento de cambiar los signos identitarios naturales de esta sociedad e imponernos los de la nación española, no debiéramos perder más tiempo repitiéndolas entre lamentos, sino que creo llegado el momento de realizar una profunda autocrítica de todos los partidos abertzales sobre el porqué se ha llegado a esta toma del control del Gobierno vasco por parte del frente españolista PP-PSOE.

Y lo que tanto le ha costado a esta sociedad vasca para llegar al estado de bienestar actual y al desarrollo tan importante de sus instituciones, el avance del euskera y la recuperación de sus signos de identidad no se pueden echar por la borda por intereses partidistas o, a veces, simplemente por rencores o malquerencias personales.

Nos han estado envolviendo, cuando no gobernaban, con la manoseada transversalidad, con la formación de un frente nacionalista vasco, con la imposición nacionalista del poco más del 51%, etcétera. Que lo malos que somos al dividir la sociedad en dos. Ahora gobiernan los que nos llamaban frentistas, y lo hacen aun siendo minoría y una vez manipulados los resultados electorales con maniobras antidemocráticas. En lo primero que han actuado es en sustituir e imponer una simbología ajena, española, impositiva, frente al deseo mayoritario del Pueblo Vasco.

Por todo ello me atrevería a decirle al PNV que deje ya de lado los cantos de sirena desde fuera, pero sobre todo desde dentro de su propio partido, de algunos que apuestan por la transversalidad, y aquello de que el PSE es un partido vasco y no la sucursal del PSOE como he llegado a oírles públicamente. Los socialistas vasquistas murieron con la generación del primer Gobierno vasco y estos nuevos socialistas son iguales al PP en cuanto a la unidad de España se refiere. Dejad de pensar en un cambio en el PSE, ya que donde no hay mata no hay patata. Les pediría más contundencia contra quien insulta al nacionalismo en general, y a Ibarretxe en particular de forma virulenta.

En cuanto a EA recordar a los que me decían que estaba hecho el acuerdo del PNV con el PSE después de las elecciones, debo aclararles que Patxi López es el presidente del Gobierno vasco en buena parte porque ellos fragmentaron el voto nacionalista y desprestigiaron al PNV con sus infundios, retrayendo bastantes votos de gente que les creyó. Algunos ya han reaccionado y han abandonado la formación, acercándose a las tesis del PNV. Otros aún siguen alimentando la frustración y el resentimiento de la escisión, anteponiendo sus propios demonios internos a los intereses del País. Y acercándose peligrosamente a los planteamientos soberanistas excluyentes de quienes no se desmarcan de ETA en la izquierda radical.

Aralar se ha colocado en un pedestal desde donde criticar a derecha y a izquierda, adoptando posturas contradictorias, y a veces maximalistas, a la espera de que unos le sigan halagando en contraposición con Batasuna, y por otro lado a ver si les cae la guinda de votos de algunos desertores de la izquierda radical para seguir engordando.

Por ultimo me referiré a la izquierda radical, que como siempre se autoproclama representante de todo el Pueblo Vasco, indicándonos como aquel conductor en la autopista que le venían los coches de frente, que estamos todos los demás equivocados en la marcha por este Pueblo. Equivocados y traidores. Los demás somos todo eso. Dicen ser de izquierdas pero su falta de autocrítica les delata. Si alguna vez la manifiestan es hacia fuera, hacia los demás. Denuncian hacia todos los demás, con especial virulencia y odio hacia el PNV, aunque luego no reparan en recurrir a los demás para sacarles las castañas del fuego en los líos que premeditadamente provocan, buscando más las contradicciones entre los abertzales para dividirles que al enemigo exterior. Ya podemos estar contra la Ley de Partidos, pedir el acercamiento de presos, etc. y recibir las bofetadas desde cualquier rincón del Estado, columna, radio o televisión que, aun así, eres un traidor. Ya va siendo hora de pedir a los demás que echemos una mano y mejor sería atender el clamor de esta sociedad para que pidáis conjuntamente con ella que ETA desaparezca y deje de matar, extorsionar y destrozar a la juventud y al País. Decirle que es el complemento perfecto para que el imperialismo español siga teniendo coartada. En fin, que representan consciente o inconscientemente, la quinta columna del unionismo español.

Como resumen de la división interna tenemos un frente español potente, con apoyo de los medios de comunicación, y ante esto sólo cabe la unión sin fisuras ni exclusiones de todo el que se sienta abertzale, con un planteamiento claro de trabajar sobre el derecho a decidir, como mínimo común denominador, así como el fortalecimiento del euskera, las instituciones y las señas de identidad vascas.

Ante el ataque a nuestras esencias y el atropello auspiciado por el tándem PP- PSOE no caben disculpas ni lamentaciones. Ha llegado la hora de la verdad para que quienes se dicen abertzales lo demuestren, y así sabremos de una vez por todas quiénes quieren construir y quiénes no. Quién es abertzale y quién prefiere añadirle a lo de abertzale otro apelativo para camuflarse y, saber con certeza, ante el silencio significativo de esa izquierda radical sobre lo que está haciendo el Gobierno vasco, supone que lo aceptan con sumisión, o si el haber mandado al PNV a la oposición colma sus deseos más íntimos, como los del PP-PSOE, y prefieren esperar en su valoración a poder formar un gobierno con el PSOE, igual que ERC en Cataluña. El tiempo creo que demostrará que no voy tan descaminado, visto lo visto, en algunas conclusiones desveladas del análisis que lleva a cabo la izquierda radical estos días.