A lo largo de la temporada pasada se comprobó que los actuales dirigentes del Athletic están decididos a otorgar una transcendencia superior a toda una serie de temáticas relacionadas con el fútbol, pero que no son estrictamente fútbol. Entendiendo por fútbol, los partidos, el juego, los resultados, la clasificación. Sin negar que posean interés para el socio y el aficionado, estas cuestiones accesorias o secundarias que asoman constantemente a modo de aderezo de lo sustancial, establecen una línea de actuación institucional que tiene toda la pinta de responder a un planteamiento táctico en el ámbito de la comunicación.

La directiva está en su derecho de obrar como crea conveniente en el uso de los canales de información que maneja, básicamente la página web, pero no solo. De la misma manera que los destinatarios, testigos o notarios (la prensa) de esta política, están en su derecho de realizar la interpretación o valoración que estimen oportuna. Un año entero de mandato aporta material suficiente para extraer conclusiones.

Y para hincarle el diente a esta problemática no es preciso bucear en episodios previos al verano. Basta con tomar la primera fecha de liga 2023-24 para obtener un ejemplo palmario de la particular forma de proceder que ha convertido al Athletic en una inagotable fuente de noticias orientadas a tocar la fibra de la gente y, de paso, suavizar la realidad estrictamente deportiva.

En los prolegómenos del Athletic-Real Madrid, Jon Uriarte inauguró un monumento a los jugadores del club en los aledaños de San Mamés, dos líneas que representan las porterías del viejo campo y una placa explicativa de la iniciativa. Además, asimismo encuadrado en los actos conmemorativos del 125 aniversario de la entidad, el técnico de basket Txus Vidorreta fue distinguido como “embajador” del mes de agosto. Entrevistado a pie de césped minutos antes del partido, Uriarte subrayó dos aspectos: la presencia en la alineación de diez jugadores formados en Lezama y que De Marcos disputaba su partido número 500.

El día siguiente al partido, el club redactó una nota bajo el epígrafe “Pistoletazo de salida a una nueva temporada” que se detenía en estos asuntos: “casi 49.000 espectadores abarrotaron San Mamés, apoyando al equipo frente a las adversidades”; fue una jornada “para honrar a quienes han defendido la camiseta del Athletic”, “homenajear a De Marcos” y, concluía, “mirar al futuro con un once inicial haciendo frente a un Madrid galáctico”. Solo 24 horas después, nuevo texto para destacar la entrada registrada el sábado, haciendo hincapié en la tasa de ocupación del aforo, un 91.8%, que mejoraría las del resto de los campos de la categoría.

Sí, acudió mucha gente, como corresponde a la visita del Madrid, y no se olvide que, al contrario que casi siempre, el socio no pagaba entrada. El afán por elevar la media de asistencia a San Mamés aparece como uno de los grandes retos de la directiva y salió bien la campaña anterior. En cambio, los resultados del equipo en casa no estuvieron a la altura de la expectativa. Más gente, la grada de animación, chavales con descuentos y toda la parafernalia ambiental (sonora y visual), de momento no han rendido beneficios contantes y sonantes, léase puntos. Tampoco ante el rival “galáctico”: la derrota era de esperar, no así la pobre imagen ofrecida por el equipo.

Que en la pizarra haya más o menos gente de la cantera, diez en este caso, no es sino una circunstancia que refrendaría el trabajo de muchos años que se ha llevado a cabo en Lezama. Idéntico criterio sería aplicable a la marca lograda por el veterano lateral. Se trata por tanto de obviedades que no tapan las carencias del equipo desde hace muchos meses o la fallida planificación de pretemporada, donde también la directiva insistió en publicitar sus contactos con empresas mexicanas mientras la plantilla peloteaba en amistosos sin fuste. l