Dos horas dan mucho de sí, salen a colación innumerables temas, lo que imposibilita abarcar en un artículo de opinión todo el contenido de una exposición-rueda de prensa así. Merece pues centrarse en aquellas cuestiones que los propios convocantes estimaron prioritarias: el balance del primer equipo y las figuras de Ernesto Valverde e Iñigo Martínez.

Jon Uriarte escogió las palabras “autocrítica, ambición y optimismo” para valorar el rendimiento deportivo. Se apoyó en el contexto de más de dos décadas e hizo énfasis en el lustro reciente, para transmitir la dificultad que entraña pisar Europa. Y justificó el objetivo marcado en agosto en que dieron “el paso con ambición”. En total sintonía con la opinión expresada por el técnico la víspera, dijo que el equipo estuvo muy cerca de la meta y se hizo acreedor a algo más que a quedarse “en la orilla”. Y puso el acento en el “juego vistoso”, que refrendaría la alta asistencia a San Mamés.

Así planteado, mezclar y confundir deseos con realidad era inevitable, pues el saldo como anfitrión (27 puntos sobre 57) ha sido el principal impedimento para acceder a Europa. Pero el club ha diseñado un argumentario, del que participan todos sus portavoces, como confirmó Mikel González, quien no tuvo reparo en concluir que están “convencidos de que estamos en el buen camino”. Para persuadirnos de esto, el director del fútbol se remitió a una serie de datos que realzarían la bondad “del modelo de juego”. Estadísticas que, por sí solas, convierten al Athletic en una máquina ofensiva del máximo nivel.

Incluso González osó mentar lo del “rock and roll”, tras reconocer que el grado de eficacia en ataque del Athletic se halla por debajo de la media de la categoría. Y concluyó: “deberíamos haber sumado once puntos más en base a las ocasiones creadas”. En suma, se esforzó en vestir con porcentajes ampulosos un muñeco que el aficionado ya sabe cómo se comporta, para culminar reclamando, en clave voluntarista, una mejora sustancial. Mejora que evidentemente no se ha producido desde el verano. Mas no importa porque hay que abonarse al optimismo.

¿Basándose en qué? Elemental: el remedio a males enquistados consiste en seguir creyendo que el jefe idóneo es Valverde. Ante la ausencia de razones que refuercen semejante convicción, quizá haya que apelar a aquello de “¿quién lo dice, el hijo del alcalde? Pues, bien dicho está”. Por si acaso, Uriarte, quizá traicionado por el subconsciente, añadió: “Estamos contentos con el trabajo de Valverde. Hemos mejorado más y eso no vale para nada, pero soy optimista, nos apoyamos en datos, no en sensaciones”. Dale con el dato. “Detalles en momentos concretos no nos han permitido llegar”, apostilló.

Disentir es inevitable por muchas vueltas que se dé a los datos, pero tranquilidad, siempre quedará “esa entidad, ese juego”, lo más difícil de conseguir, según González. Por cierto, Valverde subrayó que se va de vacaciones con “la sensación de que podíamos haber ganado todos los partidos de casa”. Estupendo. No es un dato, pero al “líder” no se le lleva la contraria.

En el asunto de Iñigo Martínez, tanto el presidente como Jon Berasategi, director general, se explayaron, bajaron al detalle porque “el Athletic no ha mentido”. Deducción simple: al haber dos versiones, quien ha mentido es la otra parte, el jugador. Desgranaron una serie de pasos que arrancan el 11 de julio: hacen suya la oferta que en abril Aitor Elizegi trasladó a Iñigo, el jugador dice que se quiere ir, el club no tiene constancia de una propuesta oficial de ningún equipo (la de 15 kilos y cinco más en variables del Barcelona) y el agente del central sostiene que no va a negociar, pese a ello hay algún contacto posterior, sin resultado, y se consuma la finalización del contrato.

Uriarte y Berasategi, que aseguran que querían la continuidad de Iñigo y que la información brindada sería la prueba, prefirieron no desvelar el contenido de las conversaciones habidas. Eso sí, Berasategi remarcó que una oferta solo lo es si está por escrito, que no vale con un tanteo, en alusión al interés del Barcelona. Se le preguntó si le trasladaron por escrito una oferta de renovación a Iñigo y mantuvo que sí, exactamente la misma que hiciera Elizegi, que a lo largo de la temporada no habría perdido vigencia. A expensas de que el jugador se acoja al derecho a réplica y profundice en lo recogido en su nota del pasado lunes, que negaba lo escuchado ayer, certificar y lamentar la pérdida de un activo básico para el club.