OTRA imagen, otra disposición y, sobre todo, otro resultado. El Athletic afrontó el partido ante Osasuna no como una final, pero sí como una prueba importante. Una prueba de fuego. La primera jornada ante el Real Madrid la cosa no había salido nada bien. El equipo en ese partido estuvo tremendamente lejano de lo que puede ser el Athletic de esta campaña y frente a Osasuna era un buen día para cambiar el rumbo, en todos los sentidos. Es verdad que no es habitual ver al Athletic como le vimos ante el equipo merengue.

El conjunto rojiblanco es un bloque intenso, un equipo que va a las disputas con todo y, sobre todo, es un grupo muy solidario. En esta ocasión sí vimos a ese equipo que en todo momento tuvo el respaldo del compañero de al lado. En un partido como el de El Sadar esto es muy importante con un ambiente hostil, complicado. El verano ha venido muy movidito, meses en los que el lío de la Conference ha marcado la relación entre los dos equipos, sobre todo de aquellos seguidores que ni entienden nada ni quieren entender. Ya lo dijo Valverde, echó en falta por parte de Osasuna una respuesta a aquellos que decían que el Athletic había tenido algo que ver en todo ese asunto.

El sábado, sobre el verde, el Athletic volvió a ser ese equipo que puede llegar a ilusionar a una afición que no estaba para nada tranquila, es más, estaba preocupada antes del derbi. El equipo rojiblanco sí que tuvo esas señas de identidad que hacen que por lo menos uno se sienta orgulloso de ver lo que hicieron los futbolistas en el campo. En Iruñea parecieron mucho mejores todos, evidentemente el acierto fue muy importante, pero para ello hay que estar preparados.

Los leones estuvieron muy bien en el primer tiempo y eso que Osasuna arrancó de una manera formidable, pero los pupilos de Valverde supieron tener la pelota, manejar los ritmos. En la segunda parte, con uno menos –Sancet se equivocó–, el Athletic defendió a las mil maravillas, con orden y, sobre todo, con una actitud que es lo que demandamos en el primer partido de liga.

Es verdad que el míster dijo que los números físicos del estreno pueden ser parecidos a los del segundo, pero la calidad obviamente es importante y el Madrid tiene mucha. Ante los de Arrasate dio la sensación de que los futbolistas rojiblancos se lo creyeron mucho más y tenían en la cabeza la posibilidad de hacer un buen partido y lo hicieron. Tres puntos importantísimos que dan tranquilidad y confianza a un grupo que se hace fuerte en estas circunstancias. Todos sabemos que después de un mal resultado, el Athletic suele levantar la cabeza, lo hizo. Vamos a confiar en que el próximo fin de semana el equipo siga en la misma tesitura. De momento, lo que se ha demostrado es que los mimbres no eran tan defectuosos como parecía en la primera jornada.