DESPUÉS del partido ante el Atlético, en la misma sala de prensa de San Mamés, Ernesto Valverde, a la hora de extraer algo positivo de la derrota, habló de aprender de ciertas cosas que habían pasado durante el duelo. Los que llevamos años en esto de seguir al Athletic por los campos de las diferentes competiciones lo hemos oído, de una forma u otra, muchísimas veces. Habrá matices por los momentos en los que el discurso ha tirado por ese camino, pero el fondo y la forma son los mismos.
Tras ocho jornadas de euforia colectiva, el equipo jugaba en casa ante un rival duro. El Atlético llegaba a Bilbao tras empatar ante el Brujas haciendo un buen partido y con ciertas dudas, porque en la liga no carburan de la manera que pretenden. Como somos de Bilbao, el favorito era nuestro equipo basándonos en los resultados previos conseguidos y, sobre todo, en una dinámica real pero que el calendario nos podía llevar a equívoco. El caso es que octubre arrancaba con Sevilla y Atletico, dos equipos Champions, y de seis puntos solo se ha sumado uno en la clasificación. No hay que ponerse para nada nerviosos, pero es obvio que hay que demostrar el nivel ante los gallos.
El fútbol es de los jugadores y aquí, si hay algo claro, es que dependes de ellos. Una buena tarde de tus futbolistas de vanguardia te acerca a la victoria. Las pócimas mágicas no suelen funcionar y el grupo va a ser quien te ubique en la tabla al final de temporada. Desde la brillantez de tus mejores hombres parte un objetivo u otro, y si el rival minimiza a tus mejores piezas, empiezas a tener problemas serios. No ganar duelos individuales fue una de las claves en la noche del sábado. Los defensas del equipo colchonero maniataron a los extremos y, salvo el remate de Iñaki Williams de cabeza y las aproximaciones de los últimos minutos, los del Cholo capearon sin problemas las acometidas rojiblancas.
Como dice Valverde, son partidos para aprender, pero al mismo tiempo son choques que ya se conocen y tenemos mil ejemplos de ellos. No hay nada nuevo en cómo jugó el rival y menos en cómo actuó el equipo local. El error es nuestro cuando inflamos el globo en demasía y creemos que somos más de lo que en realidad se demuestra en el campo. Es un buen comienzo de liga, pero los análisis no se hacen con tan pocas jornadas en juego, qué va. Quedan unas cuantas fechas para saber cuál es la realidad del equipo y, sobre todo, su consistencia. El entrenador trabaja a largo plazo, pero nosotros pensamos a corto. Puede ser que estemos necesitados de alegrías y objetivos a alcanzar. Tengamos paciencia.
Sobre lo ocurrido en la grada de animación sí creo que es importante hacer una reflexión. Ha costado mucho llegar a poder disfrutar de ella. Nadie es dueño de la misma ni de su manejo. El Athletic es un equipo de fútbol que une todas las sensibilidades sociales, políticas y de todo tipo. En San Mamés se anima y se apoya, a veces hasta se censura, pero siempre hablamos de fútbol. No es lugar para reivindicaciones de otra índole. Si tanto queremos al Athletic, demostrémoslo.