TEBAS y Rubiales, combate a doce asaltos, o lo que haga falta. Llevan pegándose desde hace tiempo, básicamente, por todo. Da igual la problemática, allí están los dos preparados para darse guantazos. Siempre hay alguien por medio, pero en los costados, su figura emerge desafiante y en constante estado de alerta para la lucha. Es igual si se trata de horarios de televisión, de árbitros o de árbitras, de asociaciones de futbolistas o de derechos televisivos y convenios varios. El tema es mangonear a más no poder y demostrar ante la opinión pública el tamaño de lo suyo.

Los episodios son constantes y el único y exclusivo fin de tanta pelea es dominar el fútbol estatal, pero, sobre todo, la pasta. El negoci és el negoci que dicen los catalanes y, además, es muy jugoso. LaLiga tiene su juguete y maneja una cantidad ingente de millones pero tiene que pasar por la Federación y pagar ciertos peajes, y esto a Tebas no le gusta un pelo. Entre tanto, como el deporte rey da votos, de vez en cuando aparece el CSD en plan regulador del mercado. Lo cachondo del asunto es que casi siempre que aparece el ministro de Deportes o el asimilado para arreglar el asunto, alguien acaba pagando la factura, y no precisamente ellos.

El penúltimo capítulo de este desencuentro habitual ha sido el convenio de las árbitras de la Primera femenina. Es curioso que siempre encuentren algún conejillo de indias para tirarse los trastos a la cabeza. Lo curioso o no tanto, porque van unas cuantas es que cada vez que hay follón alguien acaba pagando lo roto, en este caso los clubes. El coste es inasumible para estructuras que no dependan de grandes clubes que son conscientes de que de momento lo gastado prácticamente va a la barra de hielo.

El postre lo puso ayer una información de El Mundo en el que el tío de Rubiales, antiguo trabajador de la Federación, le acusa de haber celebrado orgías con directivos y no precisamente a escote. Desde el primer minuto ya se apuntaba quién podía estar detrás de este descrédito, además de su familiar directo. La Federación reaccionó rápidamente aludiendo a un asunto de despecho, del empleado cesado. Vamos, como en las telenovelas. Un favor, si nos leen, ambos dos, piensen en el fútbol y en la gente que no se lucra del balón. Más que nada porque sin ellos, no hay nada de nada.