Desde siempre me han llamado muchísimo la atención las curiosidades. Les pongo en antecedentes. “El sábado no me saca de la playa ni el sunsun korda [sic]”, me cuenta mi hermano por wasap. Y yo no puedo evitar preguntarme de dónde vendrá esa expresión. No saben lo bien que me viene Google. Lo primero que veo, por cierto, es que se escribe Sursum corda: en latín “arriba los corazones”, una expresión cristiana del prefacio de la misa cristiana según todas las liturgias antiguas de Oriente y Occidente. Otra. Hogueras de San Juan. La gente salta sobre el fuego, quema papelitos y canta. Y yo no puedo evitar pensar qué es realmente una llama, de qué está hecha. Volví locas a mi madre y mi hermana, enfermeras ambas, para que me explicaran exactamente cuál es el mecanismo por el que el cuerpo genera calor cuando tienes fiebre. ¿Por qué, si el agua se evapora a 100 grados centígrados, la ropa se seca al aire libre aunque haga frío? ¿Qué hace que la gravedad atraiga los cuerpos hacia la tierra? Mi cabeza explotó cuando leí que la medida metro había pasado a medirse calculando la distancia que en el vacío recorre la luz en un lapso de tiempo determinado porque el patrón físico, que se guarda en París, podía desgastarse y cambiar con el tiempo. Lo cuento siempre que puedo como si hubiera descubierto la fórmula de la Coca-Cola. Dicen que el aburrimiento fomenta la creatividad. Algo así debe ser. Sabiduría absurda, lo llama una amiga.
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