Flop, flop, flop. Los grupos de padres se propagan estos días como especies invasoras y no hay Lista Robinson que valga. Nunca averiguará cómo, pero le agregarán a varios, ya sea el oficial de clase, el incógnito -al que solo accederá metiendo cien horas de patio o terraza-, el de la extraescolar o el de algún cumpleaños. ¿Que su hija no conoce al niño? Ajo y agua. Hay quien lo celebra en plan Kardashian, así que si no quiere ser la comidilla en el grupo incógnito, ya está haciendo un bizum para el regalo. De ahora en adelante, le advierto como catedrática en la materia, todo irá a peor.
Le aconsejo mantener un perfil bajo hasta que detecte a los especímenes habituales. La despistada: “¿Alguien se ha llevado por error una chamarrita de Lacoste?”. Por error, dice, me meo. El que, al ver el teleberri a la noche, se caerá del guindo: “¿Pero empezaban hoy?”. La Mrs. Wonderful: “Buenos días y bendiciones. Que pasen un lindo primer día de clase”. La hipocondriaca: “Mi hijo ha salido con un punto negro en la piel. ¿No habrá garrapatas, no? ¿O será la viruela del mono?”. La paciente: “No te preocupes, chúpate el dedo y frota, es rotu lavable”. El jeta: “Perdón por si no es adecuado, pero si a alguien le interesa un casco de moto...”. La que se sale con disimulo y la agregan una y otra vez. El metepatas: “¿La pirada del año pasado cambió a su hijo de cole, no?”. “No, es la administradora”. Poco pasa.