Ahora que llegan tiempos de pegadas de carteles y marketing electoral, espero que a ninguno de nuestros políticos se le ocurra salir en una revista erótica como ha hecho la secretaria de Estado francesa Marlène Schiappa en Playboy. Doce páginas de entrevista y una amplia sesión fotográfica en la que la susodicha posa en diferentes posturas y diversos atuendos con los colores de la bandera gala, y en la que se compara con la mismísima Pamela Anderson. Para ella, el aparecer en este tipo de publicaciones “es un signo de emancipación”, aunque, en realidad, todo el mundo considere que es una cortina de humo del Gobierno en pleno estallido social. Que una dirigente política pose para una revista de desnudos femeninos me es indiferente, pero luego que no salga repitiendo eso de que el machismo patriarcal cosifica y sexualiza a las mujeres. Por supuesto tiene todo el derecho a disponer de su cuerpo “en todas partes y en todo momento”. Incluso en los momentos y en las partes menos adecuadas, pero que asuma las consecuencias. La amiga Ayuso posando de virgen y mártir en un diario de tirada nacional, me pareció bastante más pornográfico. También salió Soraya Saénz de Santamaría en plan sensual exhibiendo la falsa erótica del poder. Esperemos ahora ver a Macron posar en tanga para Playgirl. Y ya, el siguiente, Núñez Feijóo emulando a Rivera, desnudo en el cartel de Ciutadans. Sería la única forma de ver los atributos ¿idóneos? del candidato.

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