Usar ChatGPT en lugar del cerebro tiene estas cosas. Se dice y hace mucho más rápido de lo que se piensa. Cierto, ese déficit era ya habitual antes de que la supuesta inteligencia humana se buscara acelerados sustitutos, pero aquello se llamaba de otra forma. Así que hemos llegado a la paradoja de haber desarrollado una inteligencia artificial que potencia la estupidez que ya desarrollábamos naturalmente. O no. Quizá quede alguien que emplee con acierto el intelecto. Avísenme si lo encuentran. Mientras, volvamos a lo nuestro, a lo de no pensar y al follón de yaya-madre que ha cambiado París por Miami. Sí, cuando la inteligencia aún se suponía, los niños los traía la cigüeña de París; ahora que ya está en duda, hacen el trayecto MIA-MA en un Boeing 787. “Gestación subrogada”, le llaman. Como si se tratara de una hipoteca o un trabajador en lugar de un embarazo. Claro que, depende de cómo se mire, quizá no haya tanta diferencia. ¿O sí? Subrogar (sustituir en una obligación o derecho a la persona que la tenía) una hipoteca significa que la deuda, ya existente, se cambia de banco; subrogar un empleado, que ya trabaja bajo contrato, es cambiar la empresa que le paga; pero subrogar una gestación, que no existe previamente, no es cambiar de gestante sino contratar y pagar una. Dicho todo esto, quizá sin pensar, tampoco debería extrañar que ChatGPT acabe por subrogar, sustituir, la tontería humana.