LLEVAMOS nueve días pendientes de un triángulo amoroso desde que Shakira sacase el single ese con el tío que tiene nombre de sidrería. Un himno supuestamente feminista en plan catarsis total, donde la diva parece que firma una campaña conjunta entre la Agencia Tributaria y el Ministerio de Igualdad. Todos pendientes de los caprichos de dos megarricos que solo sacan tajada económica. Nunca un tema y sus protagonistas fueron trending topic durante tanto tiempo. En las escuelas de marketing y periodismo digital se estudiará la Music Sessions #53 como el mayor acontecimiento viral de los últimos tiempos. Y Shakira claramente factura pero no declara. El shakirazo ha dado lugar a incontables tribunas periodísticas, declaraciones públicas, sesudos análisis y también a la guasa global. Pero es increíble cómo el exfutbolista sale parado de la situación, y de toda la turra musical. Claramente él también hace limonada con limones, y lleva bien que todo esto le salpique. Aunque esté a dos telediarios de que le saque un hit sobre el micropene, el tipo es un bufón listísimo y devuelve el golpe con lo del Casio y el Twingo sin nombrarla. Encima, estos días la borrasca Gerard (literal) se llevó por delante al espantasuegras (perdón, bruja) que ella había colocado en su balcón, aunque no pudo con el muro de hormigón que ha empezado a levantar en el jardín. Porque en la casa ya pone: Se vende o Shalkila.

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