Síguenos en redes sociales:

Mesa de Redacción

Arantza Rodríguez

¿Somos ratas de laboratorio?

DICEN que los experimentos, mejor con gaseosa, pero tengo mis dudas. Lo digo por el torero que le ha soltado desde la tele y en prime time matinal a su esposa: “Todavía mi semen es de fuerza. ¡Vamos a por la niña!”. Sobre el ímpetu de sus espermatozoides, nada que objetar, aunque no ha precisado si su velocidad es de fuerza 0, calma, o 12, temporal huracanado. Lo de ir a por la niña tampoco me ha quedado claro, pero supongo que la Pinta y la Santamaría estarán ocupadas porque, a juzgar por sus palabras, este viaja en carabela y es coetáneo de Cristóbal Colón. El caso es que, visto que hay cavernícolas de todas las edades, tanto estudiando carreras universitarias como jubilados, creo que habría que empezar a injertar urgentemente neuronas de rata en cerebros humanos y no al revés, como ha hecho un neurocientífico de la Universidad de Stanford. Un poco radical, sí, pero en algunos sujetos las probabilidades de ir a peor parecen más bien escasas y en todo avance para la humanidad hay que asumir riesgos. Si los de los comités éticos se ponen tiquismiquis, siempre podemos neutralizarlos invitándoles a una ronda de pasteles de cannabis, como los que ofrecieron en una boda en el pueblo inglés de Torquay. La abuela, de 60 años, quedó inconsciente durante 12 horas. Quien pillara un par para no tener que volver a hacer el cambio de armario de invierno a verano. 30 grados este finde. Somos las ratas de laboratorio de alguien sí o sí. arodriguez@deia.eus