A primera vez que supe de su identidad pensé que ya estaban a vueltas con la martingala, en tanto que la figura del líder de Bildu está tan manoseada y levanta tantas pasiones y odios como Adara Molinero en los realities de gran audiencia. Pero no. Este Arnaldo, Enrique, corresponde al candidato que, para asegurar la mayoría conservadora, le ha colado el PP al Ejecutivo de coalición, y que el Congreso avalará hoy como miembro del Tribunal Constitucional merced a los pactos de conveniencia y cambalaches que expulsan del juego político al ciudadano común. Un tipo, este sí, cuyo verdadero currículum lo engrosan sus implicaciones en los casos Lezo y Palma Arena; los favores a dirigentes del partido de Génova; su violabilidad de la ley al cobrar a la vez de una universidad pública y otra privada; sus manifiestos en contra del aborto, la eutanasia o la Memoria Histórica; su proximidad a la teoría conspirativa del 11-M; y su esmero en citar al Govern de Catalunya como "la Generalidad de la comunidad autónoma". Una perla para los abanderados de la contaminación entre los poderes públicos. Sostiene Odón Elorza que la izquierda votará "con la nariz tapada" por aquello de someterse a la disciplina. Lo de rebelarse ante lo que es una conculcación de los principios éticos, que es justo lo que debería comandar el destino de nuestras vidas, para cuando sean elecciones y toque revender de nuevo la regeneración democrática.

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