HORA que Trump es cosa del pasado, Madrid hace gala de su trumpita cañí, Isabel Díaz Ayuso, que enarbola un discurso tan populista como triunfalista, trufado de mentiras y medias verdades y con el victimismo como ingrediente. Desde sus lágrimas de cocodrilo, hasta las fakes culpando a Pablo Iglesias de la muerte de Manolete, hace unos días no se le ocurrió mejor cosa que comparar la curva de contagios en su comunidad con la "boca mustia" de la portavoz de Más Madrid, Mónica García, que le había tildado de chamán por vender el hospital de la pandemia como "una receta milagrosa" para vencer al covid. Typical Ayuso, cuando pierde la mirada y pone esa mente en blanco que parece solo ocupada por los payasos de la tele. Para dar titulares vergonzosos, esa señora es lo mejor que ha dado la política en décadas. Como buena discípula de Esperanza Aguirre, dice y se desdice al mismo tiempo, no se corta un pelo y su chulería es máxima. Encima, con Miguel Ángel Rodríguez de asesor, su soberbia se eleva a la enésima potencia. No hace falta tener ninguna ideología concreta para reconocer que esta mujer es un esperpento. Muchas veces pareciera que la presidenta tiene las neuronas justas para pasar el día. ¿Han visto ese meme que circula por ahí en el que se queda mirando una barra de pan y se pregunta quién habrá metido las migas? Puro trumpismo.

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