Comienzo donde dejé ayer estas líneas, en la inopinada salida de tono del secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, en la comparecencia del pasado lunes en la que debía referirse a su encuentro con el lehendakari Imanol Pradales dentro de la ronda con los portavoces parlamentarios para informarles sobre el plan de choque contra el arancelazo de Trump. Sin mediar pregunta de los periodistas, Andueza dejó con la boca abierta a propios y extraños al aseverar, farruco, que había aprovechado la reunión para “tirarle de las orejas” al lehendakari por haberse mostrado partidario de la conexión del TAV con Nafarroa a través de Ezkio, en una entrevista en Diario Vasco. De entrada, la fórmula utilizada –lo del tirón de orejas– destila una bravuconería que no parece cuadrar con el mínimo respeto institucional que se debe a la primera autoridad de la demarcación autonómica, que, además, encabeza un gobierno de coalición del que el partido del eibartarra forma parte. Bienvenida la cercanía y, por qué no, ciertas gotas de campechanía. Pero hay ocasiones en que hay que cuidar las formas. Bastaba con haber dicho que le acababa de trasladar a Pradales su malestar por haberse manifestado en los términos que, según interpretación, lo hizo en la cabecera guipuzcoana de Vocento. Y la cuestión es que, incluso así, habría estado fuera de lugar la sorpresiva y excesivamente biliosa andanada. Por un lado, resulta ventajista airear lo que debería haberse quedado en una conversación privada en la que, por lo demás, el lehendakari ofreció las explicaciones oportunas del malentendido. Por otro, también es extemporáneo salirse de la cuestión principal de la comparecencia para colocar un mensaje ajeno a lo que se trataba. Pero, por lo que fuera, Andueza optó por dar cuartos a los pregoneros que se están dando prisa en vender una supuesta pésima relación entre los dos partidos que gobiernan las principales instituciones vascas. Una situación totalmente evitable.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
