Pontífice tenido como el más progresista de los últimos tiempos: Después del derrape de criticar “el excesivo mariconeo” de los seminarios italianos y de llamar a los obispos del país a impedir el acceso al sacerdocio de los hombres homosexuales, no le ha quedado otra que recoger cable. Sale ahora con la fórmula clásica -diría yo que muy poco católica- de pedir excusas “a quienes pudiesen haberse sentido ofendidos por un término al que se han referido otros”. Esa última parte es para nota. Como quien tira la piedra y esconde la mano, se desentiende de la expresión que todos los medios le atribuyen. La pregunta es cuál es su auténtica opinión al respecto, la que manifestó en público a favor de no discriminar a los homosexuales o la que emitió en privado ante los purpurados. Siempre quedará la duda.
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