ES verdad que ha salido de situaciones mucho más graves. Sin ir más lejos, de lo que quien fue consejero de Políticas Sociales en su gobierno calificó como “gestión criminal” de las residencias durante la pandemia con el costo de miles de vidas. O de otros varios pufos, como el que tuvo a su hermano en el centro de la diana, del que escapó sin que le costara un solo voto y, de propina, provocando la caída de su archienemigo Pablo Casado.

Sin embargo, conforme pasan los días desde que salieron a la luz los primeros de los muchos trapicheos atribuidos a su pareja, la emperatriz de Sol se va viendo más acorralada. Si, al principio, muchos creímos que volvería a funcionarle su capacidad para driblar los marrones o, incluso, volverlos en su favor, de comparecencia en comparecencia, su nerviosismo es más difícil de disimular.

Asume el bulo

Su actuación delirante ayer en la Asamblea de Madrid es la prueba de que empieza a sentirse vulnerable. “Pablo Escobar a su lado es un principiante”, llegó a espetar a la bancada del PSOE, después de liarse la manta a la cabeza con un lisérgico monólogo sobre armas, fajos de billetes y prostitutas.

En parecido tono tragicómico, se marcó una mala imitación de Escarlata O’Hara y se reivindicó poco menos que como víctima de la precariedad habitacional. Según lloriqueó, lleva 20 años “viviendo de alquiler” y es la única presidenta de comunidad que no goza de una vivienda oficial, como si esa fuera la explicación de que tenga que compartir el casoplón de su novio. “A Sánchez le preocupa dónde duermo porque le quito el sueño”, remató esa parte de su función.

Como vemos, se trata de una desesperada huida hacia adelante que Díaz Ayuso culminó –de perdida, al Manzanares– asumiendo el bulo contra periodistas cuyo autor, su propio jefe de gabinete, había reconocido que se trataba de una noticia que no respondía a la realidad. Como se subraya en todos los medios, especialmente en los señalados por la infamia, solo cinco minutos antes, el PP había respaldado una declaración a favor de la libertad de prensa y en contra de la intimidación a las y los profesionales de la información. ¿Saldrá de esta? l