TAMPOCO crean que soy de sacralizar los parlamentos como si fueran entidades que están siete palmos por encima del bien y del mal. Es obvio que merecen un respeto que debería empezar por quienes, habiendo sido elegidos por el pueblo, los tienen como su lugar principal de trabajo. Y hay cien ejemplos de situaciones en las que en la tribuna, en los escaños o en las salas de prensa, sus señorías no muestran la consideración debida a la institución.

A partir de ahí, señalo una obviedad: bajo ningún concepto debemos normalizar que una caterva de individuos, por justas que sean sus reclamaciones, traten de entrar al asalto en una cámara de representación ciudadana. 

Y ese principio debería regir siempre. Igual el pasado jueves en el Parlamento de Navarra, en los históricos ataques al Capitolio de Washington o al Congreso de Brasilia, que en los rodeos violentos de las Cortes españolas o el Parlament catalán.

Diferentes varas de medir

Claro que siempre podemos tirar del comodín clásico del “no es lo mismo” para justificar los actos cometidos por los nuestros y descalificar los llevados a cabo por aquellos cuyas ideas no compartimos. Será por varas de medir.

Y, por supuesto, también cabe el vicio de añadir al desmarque inicial un “pero es que”, como hizo, sin ir más lejos, el todavía líder de UPN, Javier Esparza. El portavoz regionalista aseguró que no le pareció bien la algarada de un grupo de agricultores ante la cámara foral, si bien inmediatamente buscó la justificación en la “desesperación por el que pasa el sector”. De propina, no tuvo empacho en calificar como “cortina de humo” las duras críticas del resto de los partidos respecto al asalto y a los insultos machistas que recibió la presidenta navarra, María Chivite, el pasado lunes en Olite. Todo un autorretrato.

En contraste, la portavoz de EH Bildu, Laura Aznal, tildó de intolerable la acción. A veces, se diría que los papeles están cambiados.

La prueba del nueve para unos y otros llegará cuando se someta a votación la declaración de condena de los hechos propuesta por el presidente del parlamento, Unai Hualde. Quisiera equivocarme, pero tengo la sospecha de que habrá algún desmarque. Si no es así, lo reconoceré.